Messi, Griezmann y Dembélé

Dembélé desmintió una información sobre su compañero de casa

Dembélé desmintió una información sobre su compañero de casa / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Nuevamente el fútbol nos da muestras de ser algo absolutamente impredecible. Hace solo dos meses, la decisión de Griezmann de quedarse en el Atlético supuso una gran decepción para el barcelonismo, una decepción rayando la depresión, sumándole la indignación por cómo el delantero rojiblanco anunció su “no” al Barça, filmando escenas y situaciones de las negociaciones que todavía dejaban en peor lugar al Barcelona y todo ello con la complicidad de Piqué, el empresario filmador.

Fue tremendo. Una gran oportunidad perdida, un chollo de cien millones por un gran jugador que apuntaba al Balón de Oro y que para colmo se proclamó poco después campeón del mundo con Francia. Mirabas por ahí y no había en el mercado nadie que le llegara a los talones y muchísimo menos por cien millones. Los precios se duplican cada año, ahora por alguien al que se le dé bien el gol ya piden doscientos kilos. Bueno, pues en esas estábamos, preocupados, que ya no lo estamos, ni siquiera un poco preocupados, como diría Valverde, viendo cómo el entrenador ha recuperado a Dembélé.

El arranque de temporada del ‘Mosquito’ es espectacular, impensable viniendo de donde venía. Su transformación tiene un gran mérito, pero hay veces, demasiadas, la mayoría, que los méritos no se ven recompensados; además se necesita que el destino eche una mano.

Y en el caso de Dembélé, no nos engañemos, su destino en el Barça no era precisamente alentador si Griezmann hubiese fichado. Hubo momentos en que se planteó su traspaso o una cesión porque estaba claro que el tercer puesto del ataque era para Griezmann. Más que claro, absolutamente indiscutible. Antoine venía como un grande muy grande, de esos a los que se les tose muy poco, por no decir nada. Griezmann hubiera tapado la progresión de Dembélé, en quien, a excepción de Valverde, no había excesiva confianza dentro del club y por eso se fichó a Malcom... sin demasiado entusiasmo por parte del entrenador, por cierto.

Pero ahora resulta que Dembélé está que se sale. Puede que tanta atención mediática al delantero del Atlético le hiciera ver las orejas al lobo y que al descolgarse Griezmann se dijera a sí mismo que era ahora o nunca en el Barça. No, si aún tendremos que darle las gracias a Griezmann de que se quedara en el Atlético, pues con él en el equipo nos hubiéramos perdido a este Dembélé.

LA MESA DE MESSI

La mayor exposición mediática de Griezmann nos ha permitido descubrir algunos aspectos de su personalidad que no sé si encajarían bien en el Barça. Ya no me gustó escuchar en el controvertido documental de marras que su esposa le advirtiera que si fichaba por el Barça siempre sería el número dos. Una clara alusión a Messi, como si jugar con Messi fuera un problema y no una bendición.

Veo que no les gusta a los Griezmann ser platos de segunda mesa, confirmación que no tardaría en llegar al referirse precisamente a la mesa de Messi, en la que ya dice que se sienta a comer. Bueno, en la de Messi y Cristiano, dijo, lo que le ha valido que le caigan hostias como panes incluso de la propia prensa madrileña.

¿Está Griezmann obsesionado con Messi y Cristiano? Él sabrá, pero lo que es indiscutible es que se está metiendo en demasiados terrenos pantanosos sin ninguna necesidad, a no ser que su vanidad le empuje a ello... Concluyendo: la única oportunidad que tenía Griezmann de comer en la misma mesa de Messi era en las concentraciones del Barça. Pero como no fichó, tendrá que seguir soñando.