Messi, gracias por existir

Heliópolis se rindió, entregado, y coreó su nombre al viento: "Messi, Messi, Messi"

Partidazo de Leo Messi ante el Betis en el Villamarín (1-4)

Partidazo de Leo Messi ante el Betis en el Villamarín (1-4) / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

Cuando el fútbol es arte. Rey de Reyes, genio de genios. Heliópolis se rindió, entregado, y coreó su nombre al viento: “Messi, Messi, Messi”. En una tierra que rezuma arte, ese fue el homenaje espontáneo a un artista de artistas. Alguien único. Mítico, legendario, exquisito. Con Messi en pleno vuelo, salvo hecatombe y derrumbe histórico, el Barça acaricia otra Liga. Sería la octava en diez años. Una hegemonía aplastante, indiscutible. Bota de Oro, Pichichi, amo y señor de una Liga en la que es el que más marca, el que más regatea, el que más asiste y el que más goles de falta marca, Messi lidera una dinastía azulgrana que ya es una tiranía. La Liga es azulgrana. Y Messi sigue con hambre. En España y en Europa. Messi es una obra de arte detrás de otra. Infinito. Gracias por existir.

Mestalla en fallas. El duelo fue eléctrico, explosivo y polémico. Un choque de trenes en plenas fallas donde faltó la mascletá final, el gol. Valencia y Getafe, percusión y resistencia. Sobre el tapete, dos equipos construidos de atrás hacia adelante, de espíritu bronco y talante contragolpeador Hubo dominio alterno, dos palos por bando, jugadas controvertida y de propina, una bronca Gameiro-Marcelino. Conclusión: el Valencia aún no ha dicho su última palabra, pero el Getafe de Bordalás es una roca: salió de pie y huele a Europa.

Chutes de ilusión. Florentino buscó un escudo y lo encontró: regresa Zidane. Bueno para el Madrid, mejor para el presidente. Un chute de ilusión para el madridismo, deprimido por una temporada Ni-Ni. Ni Liga, ni Copa, ni Champions. Zidane llegó con el libreto claro: concedió cuatro indultos (Marcelo, Isco, Asensio y Bale) y plantó sus reales sentando a Courtois porKeylor. Mensaje: “Aquí mando yo”. Está por ver si segundas partes serán buenas o si la FeliZidane será eterna. Por Nervión, la misma fórmula: contra la crisis, un chute de sevillanía. Fuera Machín, nada mejor que el regreso del hijo pródigo – Monchi- y del gen sevillista – Caparrós- para que la grada se sacuda el pesimismo. En época de emergencia, sentido de pertenencia.