MI PARTIDO

Messi está triste, quiere pero no puede

Josep Maria Casanovas

TOCADOS Y HUNDIDOS. El Barça está KO. Fuera de la final de la Copa, lejos de su mejor forma, muy por debajo del Madrid que le superó claramente. Si la derrota de Milán fue una gran decepción, lo de anoche ha sido un gran mazazo que dispara las alarmas. Es una derrota que duele y abre heridas. Un varapalo de consideración que deja al equipo tocado y hundido. No sabemos todavía si es el principio del final de un ciclo memorable. Los próximos resultados lo dirán. Tampoco vamos a decir que la fórmula está agotada, pero es evidente que los rivales han tomado la medida al Barça y saben cómo jugarle para hacerle daño. De aquel Barça que hace dos meses volaba en la Liga como si fuera un reactor, hemos pasado a un equipo sin ideas, sin chispa, que encima juega andando. En una semana han encajado dos derrotas inapelables que ponen al descubierto una impotencia preocupante.

BAJA FORMA DE MESSI. El Madrid, muy bien posicionado en defensa, hizo el partido perfecto sacando provecho de su rápido contraataque. Cristiano fue muy superior a Messi y esta fue una de las claves del partido. El portugués marcó dos goles y fue una amenaza constante. El argentino no atraviesa su mejor momento físico y se volvió a estrellar frente a la defensa contraria. Leo es medio Barça y cuando no está en forma el equipo lo acusa y lo paga. Se le ve triste, consciente de que quiere pero no puede. Mourinho le sometió a un marcaje tan severo y organizado que a veces parecía encerrado en una jaula de jugadores blancos sin posibilidad de escaparse. Es duro reconocerlo pero cuando no llegan sus goles el equipo se bloquea, no hay poder de reacción ni alternativas en el ataque. Acabaron jugando Villa y Tello pero fue más de lo mismo.

LEVANTAR EL ÁNIMO. El drama es que el sábado hay que volver a jugar contra el Madrid y encima en el Bernabéu. No son decisivos los puntos pero sí es importante levantar el ánimo y tener una actitud positiva. Son los líderes de la Liga, deben estar a la altura de un Madrid crecido que utilizará este partido para cargar sus baterías de moral de cara a la vuelta ante el Manchester United. El Barça tiene que hacer un reset, olvidarse de los dos batacazos, confiar en su talento y clase, recuperar el tono físico y la ilusión, conjurarse para recuperar su estilo el 12 de marzo remontando al Milan. El Barça no es el equipo mediocre y frágil que vimos anoche. Messi y compañía están capacitados para seguir dándonos alegrías en la Champions.