Messi, culpable indirecto de la decadencia del Barça

Messi celebrando su gol

Messi celebrando su gol / Franck Fife

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

No lean solo el titular. Lean la impresionante trascendencia que ha tenido Messi en los últimos años en el Barça. Para bien y para mal. Con Leo subimos a la gloria deportiva y sin Leo hemos caído en el infierno. Fue la clave sobre la que se construyó un proyecto ganador, el mejor equipo de la historia. Pero lamentablemente nadie pensó lo terrible que sería la etapa post-Messi. Bartomeu estiró el ciclo sin trabajar la renovación de la plantilla, engordando la masa salarial a límites insospechados. Principio de la debacle. Laporta se encontró que no había dinero para renovar al crack argentino ni forma legal de inscribirle. La confirmación de la debacle fue prescindir de la pieza que aguantaba la institución. 

Messi convirtió el Barça en el club más importante del mundo y con su marcha han bajado a la segunda división europea. De forma indirecta es el culpable de la decadencia actual. Nadie le puede acusar de ello ya que se marchó en contra de su voluntad. Pero lo cierto es que dejó un vacío tan grande que es imposible cubrirlo. En los últimos años se llegaba a los cuartos de la Champions, ahora caen eliminados en la fase previa. Se ha perdido el líder, goleador y alma del equipo. A su lado los jóvenes hubiesen crecido más rápido. Sin él, la renovación de la plantilla será más difícil. El Barça se encuentra en un pozo del que va a costar mucho salir. La cruda realidad asusta.

 Fuera de la Champions, a 13 puntos del líder en la Liga y a 6 de Europa. Un panorama inquietante. En un mes se ha dilapidado el efecto Xavi. Ni cambiaron la historia en Múnich ni sacaron el orgullo perdido, impotencia manifiesta. Xavi es el primer decepcionado. Los veteranos no dan la talla y los jóvenes hacen todo lo que pueden. Hay que tomar medidas urgentes antes de que sea demasiado tarde. 

Sin goleadores el barco se hunde. Es necesario marcar un plan de prioridades para evitar que malos resultados hipotequen el futuro. La situación financiera se puede parchear con créditos, el Espai Barça pasa a segundo plano ante la crisis deportiva. Es prioritario fichar delanteros en el mercado de invierno aunque no sea la panacea. Clasificarse para la próxima Champions es vital e imprescindible.

El presidente vive una encrucijada peligrosa. Nueve meses después de llegar al cargo no consigue remontar la crisis. Está atrapado por una plantilla decadente y una gestión conformista. Hay que dar un puñetazo encima de la mesa antes de que los resultados arruinen la temporada. Con ilusión y esperanza no basta. Toca construir un discurso realista y creíble, tomar decisiones drásticas y cortar por lo sano. Laporta no puede hacer como Bartomeu, que ponía los problemas en el congelador pensando que se resolverían solos.