Messi choca contra 'El club de la semana que viene'
Leo Messi llegaba de vacaciones dispuesto a afrontar una nueva temporada en el Barcelona, con Joan Laporta al frente del club y sin Josep Maria Bartomeu. Tenía en estima al nuevo presidente y el feeling para el futuro era prometedor. La renovación de su contrato se había ido retrasando por diferentes razones, hasta que finalmente se fijó día y hora. Regresó de la playa para firmar, pero se encontró con un bofetón como nunca se lo habían dado antes.
Laporta le cerraba la puerta al Barça alegando problemas de fair play y Messi se encontraba de patitas a la calle del club al que llegó con 13 años, con el que había tocado el cielo y en el que se había convertido en el ‘puto amo’.
Por primera vez en su vida, tenía que mirar fuera del Barça. Y no lo hacía por voluntad propia sino porque así se lo dijo ese presidente que, quizás, semanas antes, había votado en las elecciones. Messi no se creía lo que acababa de pasar. Y mucho menos su familia, cuyos hijos habían nacido todos en Barcelona y tenían ya sus amiguitos.
El mejor jugador del mundo tenía que irse. Y no sabía adónde porque no había contemplado otra opción que la de seguir en el Barça.
De golpe y porrazo aterrizó en París, una ciudad que vive de espaldas al fútbol, en vestuario repleto de nombres conocidos pero sin ser un equipo, en un estilo de juego en el que le costaba recibir el balón, en una liga dura, en una urbe en la que no es fácil moverse y con unos ciudadanos a los que no entendía.
Poco amigo de los cambios, Leo se encontraba con su mundo al revés. Le costó inscribir a sus hijos en el colegio por llegar fuera de plazo y la familia sufrió durante medio año las incomodididades e impersonalismo de un hotel, con cenas tristes en habitaciones.
Ni el mejor contrato servía para encontrarse a gusto en un entorno que le era incómodo. El equipo no acababa de funcionar y su juego se resentía de tanta extrañeza del sol, el tiki taka y la playa de Castellefels. Los primeros meses fueron pésimos, el primer año fue complicado.
Y ahora llega el momento de dar por acabada la etapa en París. Se despidió sin demasiada euforia y sin saber qué destino le espera. Leo Messi quiere volver a Barcelona. Siempre quiere volver. De hecho, a la que han podido durante estos dos años, han cogido un vuelo privado para aterrizar en El Prat. Una escapada para recordar la felicidad.
La pregunta que llega ahora es.. ¿Es el momento de volver a Barcelona? Para que así sea, debe asegurarse que no le volverá pasar lo mismo que hace dos años. Que esperó y esperó y se quedó con un palmo de nariz. Porque una vez te puede pasar, pero si te pasa dos veces... va a parecer que eres tonto .
El deseo de regresar de Messi choca con el Barça que se ha convertido en ‘El club de la semana que viene’: “10 para resolver el acoso del fair play”. “Una semana más de prórroga”. “Al final, será la semana que viene...”. Total, que el Barça lleva meses esperando luz verde para empezar a negociar con Messi. ¿Es este escenario demasiado complicado para acabar con la desconfianza que tiene Messi desde hace dos años? Lo parece.
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