Cristiano-Madrid: Entre la traición y el menosprecio

Cristiano ha renegado del Madrid nada más llegar a la Juventus

Cristiano ha renegado del Madrid nada más llegar a la Juventus / EFE

Lluís Mascaró

Los madridistas llevan un cabreo de no te menees. Al parecer, les ha sentado muy mal la indiferencia con la que Cristiano Ronaldo ha hablado en los últimos días de su antiguo club. De hecho, el portugués ha menospreciado los valores del sacrosanto Bernabéu al asegurar que “en la Juventus sí somos una familia”. Toma ya. Así paga Cristiano a los que durante nueve largos años le han idolatrado como lo que no es: el mejor futbolista del mundo.

El chantaje emocional al que durante mucho tiempo ha sometido el delantero portugués a socios, aficionados, entorno y medios de comunicación ha sido brutal. O decían que era el más guapo, el más rico y el más bueno o se enfadaba. Los celos enfermizos de Cristiano provocaron que cualquier madridista que no le considerara mejor que Messi fuera tachado de hereje blanco. Al niño había que reirle todas las gracias, por estúpidas que fueran. Por vergonzosas que resultaran.

Los que durante años le elogiaron hoy se sienten traicionados

Madridistas inteligentes y con criterio, que siempre dijeron que el número 1 continuaba siendo Messi, fueron lapidados como traidores. Todo por hacer feliz al más narcisista de los jugadores... Hasta que este verano, el dinero ha podido más que los falsos elogios, y Cristiano ha huido a la Juventus. Ahora, el portugués ha cambiado de perro faldero. Y ya no necesita que el madridismo le rinda pleitesía. Tiene suficiente con los turineses, que alucinaron con su primer gol en un amistoso contra juveniles. Y eso ha desatado la de Dios es Cristo (nunca mejor dicho) en el Bernabéu y sus aledaños. 

Es lo que tiene adorar ídolos de barro. Que son volubles. Inestables. Cristiano, como buen mercenario del fútbol, abraza la religión del que mejor le pague. Primero fue el Manchester United. Más tarde el Madrid. Y ahora la Juventus. Durante mucho tiempo (demasiado) ha tenido engañado al madridismo con su postureo. Cuando se ha sacado la careta, en el Bernabéu se han rasgado las vestiduras. Como si no se hubiera visto venir...