La memoria selectiva del madridismo y el juego de las diferencias entre Vinicius y Messi

Messi y Vinicius, en un partido de la temporada 2019/2020

Messi y Vinicius, en un partido de la temporada 2019/2020 / VALENTÍ ENRICH

Francesc J. Gimeno

Francesc J. Gimeno

Lo ocurrido el pasado domingo en Son Moix ha empujado a algunos medios a iniciar en nombre de la afición del Real Madrid una campaña para denunciar el maltrato que sufre partido tras partido su nuevo emblema espiritual, un chico brasileño que vuelve locas a las defensas rivales cuando se dedica a jugar, pero al que le gusta hacerse la víctima y no se corta tampoco a la hora de provocar a jugadores y aficionados rivales.

Tengo la sospecha de que son los mismos aficionados que en su día alentaban y aplaudían excitados cuando veían a los suyos, a jugadores tan nobles y ejemplares como Pepe, Sergio Ramos, Arbeloa, Carvajal, Xabi Alonso, Carvalho o Marcelo, por poner solo unos pocos ejemplos, salir a cazar sin contemplaciones a un jugador argentino que llevaba el 10 a su espalda y que convertía cada clásico en un suplicio para el madridismo. Esas patadas, esos empujones, esas provocaciones y esos insultos no indignaban entonces al madridismo. Todo lo contrario. Esas acciones eran aplaudidas a rabiar, porque Messi era el enemigo público número uno.

Desde las gradas se alentaba a los jugadores vestidos de blanco a martirizar al genio que les atormentaba sin descanso. Aquello, deben pensar ahora, era muy diferente de lo que sufre Vinicius. Puede que muchos tengan memoria selectiva. Es posible que una de las diferencias más significativas sea que Messi encajaba con bastante resignación las patadas y las tarascadas, y no se hacía continuamente la víctima. A veces reaccionaba y se revolvía, es cierto, pero su nivel de tolerancia estaba a años luz del que hubiera tenido cualquier otro mortal en su misma situación. Tengamos un poco de imaginación y pongámonos en el lugar de ambos por unos minutos. ¿Reaccionaríamos igual que Messi o como Vinicius?.