Mbappé y Vinicius, el gran problema de Xabi Alonso

El entorno del Barça tiene una patología conocida: tiende al melodrama y a autoflagelarse. El del Madrid, en cambio, tiene la enfermedad opuesta: es obsesivamente adicto al optimismo, en parte porque solo venden las buenas noticias y en parte porque ejerce de altavoz acrítico del poder.

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En el Mundial de clubes, la necesidad desesperada de un nuevo relato feliz que hiciera olvidar el desastre de la temporada todavía en curso llevó a la prensa de la capital a magnificar artificialmente dos partidos simplemente correctos. Hinchó demasiado rápido el globo del nuevo proyecto de Xabi Alonso, pero este se pinchó dramáticamente en la humillación a la que le sometió el PSG.

Despertado del breve sueño inicial del nuevo proyecto, el madridismo se ha dado cuenta de que en realidad el club no ha hecho nada aparte de fichar un nuevo entrenador, que por muy capaz que sea, no cuenta hoy, como se demostró contra los de Luis Enrique, con una mínima base para empezar a construir su nuevo proyecto.

Una plantilla en crisis

El oficialismo madridista se ha pasado el último año sosteniendo que la culpa del declive blanco era de Ancelotti, la tesis perfecta para eximir de responsabilidades al presidente y a la dirección deportiva, en caso de que todavía exista en el Real Madrid un departamento con este título.

El foco sobre Mbappé y Vinicius

En cualquier caso, y ya sin el chivo expiatorio del banquillo, la última decepción pone otra vez el foco en sus dos presuntas estrellas, Mbappé y Vinicius, que completaron un Mundial mediocre en el que un debutante como Gonzalo marcó tantos goles como los dos juntos.

En el naufragio contra el PSG se hizo viral un contraataque de los franceses en el que se veía claramente como tanto el francés como el brasileño se quedaban descaradamente andando y observando sin defender el ataque del rival.

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Ya casi nadie se acuerda de que Mbappé fue hace un año el fichaje que tenía que sellar la hegemonía blanca y Vinicius iba a ganar de calle el balón de Oro. No ha sucedido ni lo uno ni lo otro. Peor todavía: los dos han sido barridos por un chaval apenas mayor de edad que juega en el Barça.

Encima, ni defienden, ni atacan, ni tampoco se entienden entre ellos. Xabi Alonso tiene ahora mismo muchos problemas graves, pero su peor pesadilla es qué hacer con dos futbolistas que ya no saben cómo ajustar sus exageradas expectativas con la cruda realidad. Ni siquiera el entorno blanco, proclive a la fantasía, ha encontrado todavía la manera de tapar este problema cada día más evidente.