El ‘no’ a Mbappé y la fuga de Griezmann

Griezmann lamenta una ocasión fallada ante Keylor Navas

Griezmann lamenta una ocasión fallada ante Keylor Navas / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El día después de la masacre del PSG en el Camp Nou todavía fue más doloroso para el aficionado barcelonista. Como si con el 1-4 no hubiese tenido bastante castigo, ayer se desayunó con la filtración de los whatsapps que demuestran que Mbappé pudo ser del Barça en agosto del 2017 por 135 millones más 20 en variables, pero ni Bartomeu ni Robert Fernández, a la sazón secretario técnico del club, le hicieron el más mínimo caso a Junior Minguella. Eso, por un lado. Por otro, el conocimiento de la huida de Griezmann, con nocturnidad y alevosía, nunca mejor dicho, una hora después de la tragedia. Error histórico lo de Mbappé y episodio triste y grave, el de Griezmann. El primero supuso la ruina deportiva y económica del club y el segundo, es la confirmación del estado de descomposición que vive el vestuario. Empiezo con la tocata y fuga del francés: una falta de respeto a los aficionados y una muestra de la fragilidad del entrenador ante los caprichos de los cracks. En plena pandemia, cuando cualquier ciudadano tiene que estar a las diez de la noche en casa y no puede salir de la comarca, la frivolidad de Antoine es inadmisible. Y si encima es después de una derrota que mantiene en duelo al club, todavía más.

UNAS CUENTAS DE ESCÁNDALO.

Pero vayamos a lo más trascendente: Mbappé. ¿saben ustedes qué delanteros llegaron al Camp Nou tras el descarte de Kylian? Apunten: Dembélé (145 millones), Coutinho (160), Malcom (42), Boateng (cedido por un millón), Griezmann (135) y Braithwaite (18). Total, 501 millones gastados de los cuales se han recuperado 48,5 con el traspaso de Malcom y la cesión de Coutinho al Bayern. En definitiva, 452 millones malgastados. Solo con lo gastado en Griezmann, el Barça hubiera podido traer a Mbappé cobrando menos de la mitad del escandaloso contrato que se le hizo al ex del Atlético. Seguro que se hubiera evitado más de una y de dos de las humillaciones europeas en cadena que ha sufrido el equipo y hoy el Barça tendría al nuevo Messi y un problema menos en el vestuario. O dos menos, porque lo de Dembélé, que no habría fichado, también es para hacérselo mirar.