La Masia solo se toca por necesidad

Los canteranos, un gran recurso para el Barça

Los canteranos, un gran recurso para el Barça / sport

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Quienes han mandado en el Barça los últimos años solo han acudido al fútbol base para obtener el dinero con el que pagar a clubs brasileños por futbolistas mediocres y aumentar la cuenta corriente de André Cury. La Masia ha sido una fuente de energía limpia, de esa que no contamina, para engordar el negocio fraudulento del fútbol en el que agentes e intermediarios (no todos, que nadie se enfade) han convertido a los clubs en tontos útiles. Sobre todo aquellos como el Barça en el que sus dirigentes no dan cuentas a un consejo de administración. Hasta que llega un virus con corona de monarca que arrasa con todo y se pasa de ‘La Masia no se toca’ a ‘O tocamos La Masia o cerramos el chiringuito’. 

El Barça sería en dos años otro Milan si no pudiera mirar hacia Sant Joan Despí y comprobar que, mientras unos dilapidaban millones que no eran suyos, los obreros del fútbol seguían moldeando a los futbolistas del futuro. Con delicadeza y sabiduría, el trabajo de los responsables del fútbol base ha estado siempre ahí, dispuestos a ceder, sin condiciones, sus obras maestras. Ahí está Ansu Fati, como también lo estaba Grimaldo y sigue Riqui Puig. Ahí está Iñaki Peña o Jandro Orellana. Ahí está Alejandro Balde para dar la vuelta a la tortilla y ser el recambio de Junior Firpo, un futbolista que nunca debió jugar en el Barça. Ahora ya no son moneda de cambio, son el banco al que pedir la moratoria. Para salvar el negocio, para salvar el club, hay que malvender lo que se compró en estado de embriaguez transitoria jugando al ‘Futmondo’ y dar la oportunidad, porque no queda otro remedio, a quienes siempre están dispuestos a dar la cara por el escudo. Pidiendo, a cambio, solo un poco de respeto y que no vuelva a pasar.