Más delanteros, menos fútbol

Messi sirvió la falta que remató a gol Luis Suárez

Messi sirvió la falta que remató a gol Luis Suárez / VALENTÍ ENRICH

Xavi Torres

Xavi Torres

Volvió la Liga tras el parón de selecciones y regresó el aburrimiento habitual del fútbol del Barça en sus salidas. Los de Valverde ganaron al Leganés tras una exhibición de impotencia resuelta a balón parado. El final de año es complicado. Toca reaccionar o este pan, mañana, traerá hambre.

Duro episodio en Butarque. Sin duda para el Barcelona, lo mejor fueron los tres puntos. Sin embargo, declaraciones políticas aparte, a nadie se le escapa que el nivel actual no está a la altura de lo que se espera de un plantillón como el que tiene el Barça actual. A Valverde le está costando tocar la tecla que presente la mejor versión de su equipo. Vienen Borussia de Dortmund y Atlético de Madrid. Alerta.

Ante el Leganés el Barcelona cambió de dibujo. Para meter en el campo a sus cuatro delanteros, 1-4-2-3-1, con Sergio y De Jong en el doble medio centro y Messi, Dembélé, Griezmann y Suárez, arriba. Los pepineros, con cinco defensas y cuatro centrocampistas muy juntos, eliminaron todos los espacios por dentro y obligaron al Barça a jugar por las bandas. Lógico. Si el Barça te va a atacar, ¿a quién hay que restarle protagonismo y a quien hay que dárselo? Que no toque el balón cerca de tu portería, por supuesto, Messi, y que lo tengan mucho tiempo cerca de la cal, Wagué y Junior -con todo el respeto del mundo-, los peores jugadores azulgrana.

Dicho y hecho. Suárez juega en el centro; Dembélé y Griezmann dejan las bandas para convertirse en interiores -y permitir los ataques de los laterales- y Messi, por detrás de todos, también vive centrado. Más los cinco defensas y el doble pivote local. Y el portero, claro. Un embudo monumental. Si la operación era complicada en los mejores tiempos de Xavi, Iniesta y Messi, ¿cómo se puede calificar la situación actual en que los futbolistas no poseen la precisión de antaño?

Hacen falta soluciones porque las pizarras de los entrenadores rivales sacan humo. Para este problema, el olvidado método -con Messi, el factor diferencial del Barça triunfal- tiene alternativas. El objetivo es generar espacios así que lo primero que hay que hacer es liberar la zona de efectivos. ¿Se acuerdan del falso 9? Seguro que sí. La mejor versión de Messi, atrayendo centrales, desviando su marcaje a zonas lejanas, generando espacios para los hombres de banda o de segunda línea, provocando situaciones de dos contra uno gracias a su desequilibrio...

En paralelo, para encontrar esos espacios cerca de la portería rival, hay que dar amplitud al juego. ¿Cómo? Mejor con los extremos que con los laterales ya que los delanteros siempre tienen más calidad que los defensas. Su talento es básico, una vez más, para atacar las defensas cerradas y generar las superioridades necesarias para romper muros como el del Leganés.

Cambiaron de sector Dembélé y Griezmann; se marchó el francés y entró Vidal para cambiar el dibujo pero, enseguida, ingresó Fati para regresar al plan inicial. Muchos delanteros y poco fútbol. En el Barça de los éxitos -con la excepción de un año de tridente- siempre mandaron los centrocampistas. Y no fue por casualidad.