Más Barça y menos Madrid

Arthur Melo celebrando junto a Rafinha su primer gol como jugador azulgrana

Arthur Melo celebrando junto a Rafinha su primer gol como jugador azulgrana / Instagram

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Bueno, pues ya tenemos la primera declaración de intenciones de Valverde. Apoyo total a Dembélé para abrazar, de nuevo, el 4-3-3 con un extremo de verdad. En este sentido le viene bien al entrenador disponer de Malcom para despertar al francés y contar con dos balas para un puesto que el año pasado fue el más débil del equipo. Los fichajes y la idea del técnico van en la línea de forjar un Barça más cercano a su esencia que el que empezó la Liga la temporada pasada sin Coutinho y casi que sin Dembélé, que cuando estaba empezando a pensar en cómo adaptarse empezó también a lesionarse.

Queda claro que Malcom, o su perfil, si nos atenemos a la primera reacción de Valverde, que quería a Willian, ha sido una buena decisión, pues devuelve al Barça a su tendencia táctica más ofensiva y le da muchísimas opciones a su entrenador; opciones garantistas, me refiero, lo que nunca fueron Alcácer y Aleix Vidal. Ya solo por eso, el Barca es más fuerte. Pero también la salida de Iniesta se puede considerar razonablemente bien gestionada. Coutinho puede jugar de extremo o de interior, pero para ejercer de Iniesta, nadie mejor que él y en esta línea han ido las decisiones de la dirección técnica.

Arthur, por su parte, pinta bien y le dará oxígeno en las rotaciones que sin duda llegarán y que esta temporada, a priori, tendrán menos riesgo por la mayor calidad de los suplentes. Ahí entra Arturo Vidal. Fuerza y músculo desatados. Un Paulinho con más experiencia en Europa. Tampoco será titular, como tuvo que serlo el brasileño, o casi, con el consiguiente déficit jugón que ello supuso, pero será importantísimo en muchas fases y, especialmente, debería serlo en la Champions, donde los rivales obligan a batir el cobre de una forma distinta a la Liga. Y en defensa, Lenglet también mejora lo que había para aumentar la competitividad en el centro de la zaga.

SIN GOLEADOR Y SIN LÍDER

Por todo eso, y muy especialmente porque se detecta en Messi la misma ambición, ilusión y hambre de títulos de siempre, este Barça me parece mejor que el de la temporada pasada. Todo lo contrario que el Madrid, que se ha quedado sin el cincuenta por cierto de su capacidad goleadora y ni siquiera se ha molestado, hasta ahora, en ponerle remedio. Lo de los fichajes del Madrid es de broma. Un portero y un lateral, dos posiciones que tiene más que notablemente cubiertas. Por ahí ni se le fueron ni se le irán los títulos, pero la baja de Cristiano... Para entendernos, el adiós del portugués es mucho más amenazante para el Madrid que el de Iniesta para el Barça. Y si encima no hacen nada por resolverlo más allá de incorporar a un juvenil como Vinicius, pues el riesgo es monumental.

Infinitamente menor, por supuesto, es el impacto de la marcha de Kovacic, pero no crean que será irrelevante, ya que el entrenador se queda sin un peón polivalente de contrastada solvencia. Más incertezas en el Bernabéu: Lopetegui. Desde luego, la sombra de Zidane es muy alargada y no sabemos hasta cuándo lo será. Sin el líder en el campo y sin el líder espiritual, no desprende demasiada confianza el equipo blanco, máxime cuando el nuevo entrenador no es de primerísimo nivel ni por sus venas corre suficiente historia blanca como para parar el golpe. En un vestuario tan complicado como el del Madrid, la jerarquía y el carisma del entrenador son básicos y, a día de hoy, Lopetegui no los tiene. Por todo eso, y a falta de los fichajes que Florentino pueda realizar de aquí al 31 de agosto, el Madrid me parece inferior al del año pasado. Así de claro.