Marea baja

Deulofeu quiere ser importante en el Barça

Deulofeu quiere ser importante en el Barça y no tener un papel residual / EFE

Carme Barceló

Carme Barceló

Sé que no descubro la rueda si escribo que el barcelonismo navega entre la inquietud, la expectación y el desconcierto. En lo que llevamos de pretemporada, el ‘mercato’ azulgrana se resume en la incorporación de Deulofeu y unas olas que vienen y van con Bellerín, Paulinho y Verratti. Por el momento, marea baja. La misma que llevó al jugador del PSG de nuevo a casa. El Barça sigue con esa caña lanzada, estratégicamente situado, y no pierde la esperanza de que la operación llegue a buen puerto. 

A 600 kilómetros tierra adentro y a algunos menos en el Mediterráneo, al santo y seña del Real Madrid le llega un maremoto a su yate en forma de agentes de la Agencia Tributaria Aduanera. Mientras, su paciente afición aún espera un guiño o unas palabras tranquilizadoras sobre el impresionante enfado que le llevó a filtrar que se iba de España. Tras el tifón de ayer en Formentera, el mosqueo de Cristiano debe ser de los que hacen época porque después del episodio volvió a compartir una nueva foto en Instagram torso al viento y en familia. La suya. A la madridista la sigue regateando.

A Bartomeu le llueven más palos que a una estera, entre otras cosas, porque no llegan esos fichajes ilusionantes. Nos olvidamos rápido –es lo que tiene el fútbol, poca memoria y selectiva– que el mejor tridente del mundo y su columna vertebral están renovados por esta directiva que hace malabares con la economía del club. Es cierto que es necesario hacer retoques, visto lo visto este año con el famoso fondo de armario, y reforzar a un Messi que ha decidido seguir en el Barça. Él no abandona el barco. Ni provoca un tsunami. Su renovación, llevada con la máxima discrección, ha sido un ejemplo. Ni toda la artillería pesada que enfocaba al Barça desde el buque de guerra que forman los palcos, las cavernas, los comités y las instituciones la consiguieron hundir. Muy cerca de los mismos que venden el fichaje de Ceballos como si fuera el rey de los mares y que con James han cerrado una operación ruinosa. El transatlántico blanco, de momento, también es un pesquero.