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Opinión | Tuercebotas

Mantener la línea Flick

Con los jugadores con los que cuenta Flick, es preferible mantener, con ajustes y matices, la táctica defensiva que renunciar a ella

Flick acabó desesperado con el juego de su equipo y el arbitraje en Sevilla

Flick acabó desesperado con el juego de su equipo y el arbitraje en Sevilla / Dani Barbeito / SPO

Un vídeo circula por las redes sociales mostrando una realidad repetida: muchos de los goles que recibe el Barça se construyen de la misma manera. Pase en diagonal al extremo, ruptura del fuera de juego, centro al área y remate claro ante un portero vendido. El patrón se repite con una frecuencia que inquieta y alimenta el debate sobre la línea defensiva adelantada de Hansi Flick.

La temporada pasada, la defensa alta sorprendió a los rivales. El Barça goleó y encajó goles, pero en el intercambio casi siempre salió victorioso. El equipo ganó metros con audacia y obligó a los adversarios a jugar incómodos, siempre al borde del fuera de juego, acostumbrados a mirar más la bandera del asistente que la portería rival. El agobio permitía robos de pelota muy cerca del área que desataban a jugadores especialistas en el primer toque y el desmarque al espacio, como Raphinha, Olmo, Fermín o Ferran.

Peor coordinación

La tendencia ha cambiado esta temporada. La defensa adelanta líneas, pero la coordinación no es la misma, las ayudas para presionar al pasador llegan tarde y las ocasiones de peligro se repiten. Los porteros se enfrentan con demasiada frecuencia a remates a bocajarro y la línea adelantada empieza a percibirse como un problema. La ausencia de Iñigo Martínez es crucial, así como el descenso en la eficacia de la presión sobre las defensas contrarias.

Las dudas sobre el sistema crecen. Se escuchan peticiones para renunciar a la defensa adelantada y buscar una estructura más conservadora, más cerca del área, con menos riesgos. Se pide pragmatismo.

La paradoja es que tal vez lo pragmático no sea bajar la línea, sino mantenerla. No es una cuestión ideológica ni de ADN de Flick. Es probable que este Barça, con el perfil de jugadores con los que cuenta, con sus virtudes y carencias defensivas y ofensivas, no pueda jugar de otra forma que no sea reduciendo el campo a la mitad, robando balones y lanzando a especialistas al espacio. Este Barça no tiene especialistas para refugiarse atrás, ni centrales dominadores del área ni generadores de juego con físico para jugar “box to box”. El equipo se vuelve verdaderamente competitivo si defiende en campo contrario y reduce el partido a acciones en el territorio rival, aunque sea a costa de asumir riesgos. Dicho de otra forma: el Inter no te puede marcar siete goles en unas semifinales de Champions, se dice a menudo. Pero es que probablemente este Barça no puediera ganar la eliminatoria 4-1 ni 1-0; que solo puediera ganarla en el intercambio de goles.

Si se da un paso atrás en la línea adelantada, serán la capacidad para gobernar el partido y marcar goles lo que corra el riesgo de resentirse. Y nadie asegura que aumente la fiabilidad defensiva. Lo necesario no es renunciar a la línea adelantada, sino matizarla: mejorar la coordinación en los desplazamientos, ajustar las distancias, repartir las ayudas y volver al nivel de eficacia de la presión adelantada de la mayoría de la temporada pasada. Se trata de pulir la idea, no de cambiarla. La alternativa sería pedir al equipo algo que tal vez no sea lo que mejor hace. No se trata de dogma, se trata de realismo: este Barça, con estos jugadores, solo tiene un camino, y es mirar al frente y correr lo menos posible hacia atrás.