En manos de los caprichos

El Atlético de Madrid quiere retener a Griezmann

El Atlético de Madrid quiere retener a Griezmann / AFP

Jordi Costa

Jordi Costa

Las dudas de Griezmann han destado la incertidumbre en las oficinas del Barça, donde la llegada del francés se daba por hecha desde hace meses. Hasta tal punto que el desliz de Guillermo Amor ante los micrófonos queda ya lejos, y que en las últimas semanas tanto Suárez como Messi no han tenido inconveniente en celebrar el magnífico refuerzo que supondría el todavía delantero colchonero.

Aparentemente, el Barça cocinó la operación correctamente, trabajó con el entorno del futbolista los detalles de la operación y le hizo una propuesta deportiva irrechazable: formar parte de un cuarteto de lujo junto a Messi, Suárez y Coutinho. Pero el esfuerzo económico del Atlético -más de 20 millones limpios anuales- más la presión de sus actuales compañeros de vestuario para que se quede en el Metropolitano han hecho mella en el francés, que pretendía encarar el Mundial con su futuro cerrado y que, por el momento, hoy se incorpora a la concentración francesa sin haber dicho la última palabra.

Lo que le sucede a Griezmann es comprensible: llegó a un acuerdo hace tiempo que ahora le parece desfasado sobre todo en lo económico, y pretende mejorarlo. Y es potestad del Barça no moverse de lo pactado o, dicho en plata, no avenirse al capricho de un chico que es un futbolista espectacular pero que, por lo visto, se mueve por impulsos. De hecho, el verano pasado ya estuvo a punto de irse al United, lo que provocó el enfado de la parroquia colchonera. 

La ecuación es parecida, aunque inviertiendo los factores, a lo que el Barça vivió el año pasado con Neymar. Especialmente con las dudas del futbolista a última hora. Y habría que tomar nota: porque un año después, el brasileño vuelve a marear a su club, igual que ha hecho Griezmann con el Atlético los últimos veranos para sacar un nuevo contrato. Ambos son muy buenos pero no es fácil que cambien de perfil y se vuelvan, de pronto, serios y comprometidos.

Si Griezmann desea de verdad jugar en el Barça, perfecto. Ya sabe que incluso las vacas sagradas le van a recibir con los brazos abiertos. Si quiere marear la perdiz, adiós y gracias. El suyo es, a largo plazo, un enorme fichaje, pero a la corta, la plantilla tiene necesidades más prioritarias, como la de un centrocampista de calidad que, ahora mismo, no está contemplado porque la caja da para lo que da.

El Barça debe ser inflexible, esperar acontecimientos y no entrar en una guerra de nervios. Después de ser toreados por Neymar, caprichos, los justos.