El maldito ADN del Madrid...

Casemiro celebrando y Marquinhos lamentándose en el suelo

Casemiro celebrando y Marquinhos lamentándose en el suelo / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Madrid, que ha ganado las dos últimas Champions, va a por la tercera. Descaradamente. Ya no es una sensación. Es una realidad. Al equipo blanco solo le interesa la Copa de Europa. Pasa de la Copa. Pasa de la Liga. Y se centra en ‘su’ competición. Jugadores como Cristiano o Sergio Ramos, los dos emblemas de este Madrid, prefieren esforzarse al máximo en siete partidos de Champions (desde los octavos a la final, porque la fase previa siempre es fácil) que no luchar cada semana en las 38 jornadas de Liga. Sabiendo, además, que el premio es mayor. Mucho mayor.

Ganar la Liga está muy bien.

La Copa tiene su tradición. Pero lo que de verdad importa, lo que de verdad da prestigio (y dinero) a los jugadores, a los equipos y a los clubs es la Champions. Y el Madrid de Florentino lo tiene muy claro: ha ganado tres de las últimas cuatro ediciones. El Barça, solo una en los seis últimos años. La diferencia es abismal. Y duele. Mucho. Sobre todo teniendo en cuenta que el Barça tiene al mejor futbolista de la historia en sus filas. Pero con Messi no basta. Se necesita mucho más para dominar en Europa. Como ese maldito ADN ganador que tiene el Madrid. Ese gen competitivo insuperable. Esa capacidad para lograr victorias sin jugar a nada que tanto nos enoja pero que tanto envidiamos.

Anoche, el Madrid dio otro paso hacia su tercera Champions eliminando a un PSG que ya quedó ‘grogui’ en el Bernabéu. Los franceses, sin el lesionado Neymar, ni siquiera inquietaron a los blancos y el sueño de la remontada se convirtió en pesadilla con otro gol del omnipresente Cristiano Ronaldo. Si el Barça (o el City) no lo impiden, este Madrid huele otra vez a favorito. Otra vez...