Malcom: superventa después de un supererror

Malcom no gozó de oportunidades con Ernesto Valverde

Malcom no gozó de oportunidades con Ernesto Valverde / VALENTÍ ENRICH

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça oficializará en las próximas horas la venta de Malcom al Zenit por una cifra cercana a los 40 millones de euros, que le permitirá, tras la amortización, aflorar un saldo positivo de 7 millones de euros. Se trata, sin duda, de una gran venta que compensa, eso sí, un gran fracaso. Porque Malcom se va sin dejar ninguna huella y, sobre todo, se va sin que se sepa por qué fue fichado. Desde el primer minuto quedó claro que Valverde no lo quería y el jugador fue víctima de una de las clásicas disfunciones de la casa entre la secretaría técnica y el entrenador.

El brasileño apenas contó para Valverde, que lo alineó únicamente 600 minutos en la Liga y 6 partidos más entre Copa y Champions, estadísticas que demuestran que en realidad Valverde nunca supo qué hacer con él. Malcom pertenece a la época, esperemos que ya finiquitada, en la que el club se dedicó a fichar suplentes, jugadores con escaso margen de recorrido que encima no presionaban a las vacas sagradas. Malcom nunca amenazó la titularidad de nadie, y en realidad ni siquiera la suplencia, y solo fue noticia por la cantidad de partidos que llegó a acumular sin ser convocado.

Por eso fue un supererror: porque el club gastó 40 millones por un futbolista que no añadió más competencia y ocupó una plaza, una vez más, que hubiera podido aprovechar algún talento de la cantera como Abel Ruiz o Carles Pérez. La buena noticia es que el Barça ha sido capaz, solo un año después, de enmendar el fallo y arreglarlo con un traspaso exitoso, confirmando que la cultura de vender por fin se ha instalado.  Hasta hace muy poco el club quedaba preso de sus errores el pasado. Ahora tiene mucha más cintura y es capaz de rectificar en tiempo récord. Algo es algo. Por lo demás, la lección que deja el caso de Malcom es la de siempre: en caso de duda, no usar el talonario y mirar hacia La Masia.

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