Mala suerte y peor para el fútbol

Morales celebra con su gesto típico de comandante

Morales celebra con su gesto típico de comandante / Kai Forsterling

Rubén Uría

Rubén Uría

DE TAL PALO, TAL ASTILLA. Volvió la Liga -no el fútbol porque no hay público- y regresó con una primera jornada atípica: sin Barça, Madrid, Atleti, Sevilla, Getafe y Elche, que tendrán que subirse en marcha al tren liguero. La primera locomotora del torneo es el Granada, que comenzó el curso en el mismo lugar en el que despidió el pasado: en la excelencia. Acabó la pasada temporada siendo flamante equipo europeo y comienza la actual como co-líder provisional. Organizado detrás, presionante en el bloque medio y eficaz cuando Sócrates, el genio que pateaba los penaltis de tacón dijo: “¿Perdimos? Mala suerte y peor para el fútbol”.

Justo eso pasa por mi cabeza cuando veo jugar al fútbol a José Luis Morales. Escapista del área, pantera en libertad y frío como una hoja de afeitar cuando define, Morales nunca ha jugado en la selección española. Es posible que jamás lo consiga. Eso sí, viéndole jugar, la única explicación decente que a servidor se le ocurre para justificar que nunca haya sido convocado por la selección española es la que dio el doctor se trata de atacar los espacios, el equipo de Diego Martínez tiene una personalidad más fuerte que el vinagre. Y tiene un hombre-orquesta, Luis Milla. En septiembre de 1984, su padre debutaba en Primera y marcaba. Luis, emulando a su padre, también debutó y marcó. Ahí hay un pedazo de futbolista. De tal palo, tal astilla.

SÓCRATES Y MORALES. Generaciones de niños lloramos durante el verano de 1982, cuando Paolo Rossi liquidó a Brasil y nos descubrió que los dioses brasileños del balón eran mortales. Sócrates en 1982. Mala suerte y peor para el fútbol. 

EVOLUCIÓN ROJILLA. Osasuna siempre es intensidad y garra. Ahora, con Jagoba Arrasate, ese ADN ha mutado en toque y asociación. Huérfano del carácter del Chimy Ávila, el equipo navarro ganó y gustó con goles de museo. El primero llevó la firma de un artista llamado Adrián López. El segundo lo pudo rubricar el mejor Kun Agüero y fue obra de Rubén García, un futbolista con menos prensa de la que su calidad merece.