Opinión

Menos mal que vino Olmo y no Nico Williams

Dani Olmo celebra uno de sus goles contra el Espanyol

Dani Olmo celebra uno de sus goles contra el Espanyol / Javi Ferrándiz

La marcha atrás de Nico Williams y la contratación de Olmo es uno de esos giros de guión que pasan a la historia. No nos engañemos, el pasado verano fue el verano de Nico. Su brillante Eurocopa, su feeling con Lamine Yamal, su radiante juventud y un carisma desbordante le hacían el fichaje ideal para un Barça que necesitaba un golpe de efecto para ilusionar a su afición y frenar el efecto Mbappé en el Madrid.

Durante mes y medio, el barcelonismo soñó con juntar a Lamine y Nico, fabuló con un extraordinario negocio de marketing y Laporta intentó con todas sus fuerzas traer al eléctrico extremo del Athletic. Parecía que si no se le fichaba, se acababa el mundo. 

Y no, no se acabó, aunque el seis de agosto lo pareció. Ese día, Nico decidió que se quedaba en San Mamés, pero en el centro de poder azulgrana, dos hombres no perdieron los nervios. Hansi Flick lo vio como la gran oportunidad de fichar a Olmo, el que de verdad le interesaba por lo que le había visto en la Bundesliga, y Deco no dudó ni un segundo. En tres días le fichó. Y tres meses después, Dani lleva cinco goles en seis partidos de Liga y Nico, uno en diez.

Flick y Deco tenían razón, Olmo se ha adaptado como un guante de seda al sistema, es el medio punta con alma de "10" y espíritu de falso “9" que tanto da pausa como vértigo, pase como gol... uno cada 54 minutos, por cierto. Con Olmo, Lewandowski tiene más libertad y espacios, Pedri ocupa una posición que mejora sus cualidades y el Barça ha descubierto a un gran Raphinha… !que con Nico no jugaría! Con todos los respetos para Williams y el mea culpa de quien apostaba por él, menos mal que vino Olmo y no Nico. 

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