Mal sabor de boca

Sin duda, la temporada del Barça masculino – aun quedando segundos y consiguiendo objetivos-, a nivel de juego nos ha dejado muy mal sabor de boca.

Xavi dando instrucciones en el Barça - Rayo Vallecano

Xavi dando instrucciones en el Barça - Rayo Vallecano / EFE

Carles Pérez

Carles Pérez

La primera temporada del programa de fútbol en Flaixbac, Va de Barça, ha sido un reto profesional enorme. Gracias a la temporadita que se ha marcado el Barça, hemos puesto nosotros el espectáculo. Sin duda, la temporada del Barça masculino – aun quedando segundos y consiguiendo objetivos-, a nivel de juego nos ha dejado muy mal sabor de boca.

Cuando entramos en el restaurante El Celler de Can Laporta sentimos la ilusión de quien espera un banquete de estrella Michelín. El chef: Ronald Koeman. Todos pensamos que los que mandaban cambiarían de chef al empezar la temporada, pero no fue así. Debe ser que no lo sabemos ver, pero es bueno.

Una vez en la mesa trajeron los aperitivos y realmente los encontramos exquisitos, con un doblete de Braithwaite contra la Real Sociedad que nos hizo pensar que la cena sería un auténtico espectáculo. Sin embargo, la decepción empezó con los entrantes: crudos, sin sal, y lo que es peor, sin gol. Veníamos con la esperanza de comer el plato estrella de la carta, y de repente nos dicen que el plato estrella, Ansu Fati, se les ha acabado. Decepción.

Para el plato principal se nos prometió volver al nivel exigido con el cambio de chef. Koeman era sustituido por Xavi al mando de los fogones. Se nos hizo la boca agua y realmente al ver la pinta que tenía el plato no pudimos esperar y lo devoramos. Un primer bocado excelente, y el segundo bocado, aún mejor. Atlético, Madrid, Sevilla y que vayan pasando, pensamos. Ahora sí que hay nivel. ¡Este chef funciona!

Nos faltaba el postre, pero no teníamos dudas de que sería extraordinario, con Xavi al mando de la cocina el nivel seguro que sería mil veces superior. Nada más alejado de la realidad. La decepción de los postres fue estratosférica. Sin dulzor, duro, nada sabroso y encima nos los cobraron a precio de oro. Se ve que había dos ingredientes que los compraron demasiado caros para la calidad que tenían: Ferran y Eric.

A la hora de los cafés ya no teníamos ninguna esperanza. El batacazo de los postres había sido demasiado fuerte. Efectivamente, el café de la marca Cádiz era aguachirri y los chupitos Rayo y Getafe eran de garrafón. Un auténtico desastre. Cuando trajeron la cuenta, vimos que la temporada nos salió demasiado cara, pero los propietarios del Celler de Can Laporta nos prometieron que se pondrían las pilas y ficharían cocineros mejores para la próxima temporada. Ya veremos, de momento me voy al Mc Donald’s.

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