Y el Madrid ¿qué?, campeón de Europa ¿no?

Pésima temporada del Madrid

Pésima temporada del Madrid / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Sé que no corresponde, pero como he sido de los pocos (no me doy mérito alguno, simplemente jamás creí en ellos, únicamente no les doy valor, no me iría al cine con ninguno de ellos, ya ni les digo de fin de semana) que jamás se ha creído a los filtradores (tal vez por eso he dado pocas noticias falsas en mi vida, de las otras tampoco tengo colección alguna), he decidido que hoy no les hablaré de los muchos goles que alguien, varios, del entorno de Josep Maria Bartomeu, ha metido a mis compañeros.

El problema, amigos, es que si ustedes colocasen a todos los directivos (y buena parte de los profesionales, ya ni les digo de los vinculados a la comisión técnica y/o deportiva) en una fila, pegados a la pared (simpáticamente, no más), no escogería a ninguno de ellos para ir a cenar, para pasar un fin de semana, para irme de vacaciones, para prestarles el coche o dejarles un libro.

Y, así, ¿cómo voy a creérmelos cuando me filtran algo? ¡Imposible! Solo es fiable el presidente y, por tanto, de todo el festival ‘contra Valverde’ vivido estos días, estas semanas, estos meses, bueno, desde que fueron goleados en Liverpool, no me he creído nada. Como mucho, el “se queda” de Bartomeu, que, por suerte, no utilizó el negocio de Gerard Piqué para contarlo.

Si alguien se creyó a un filtrador, sea directivo del nivel que sea, sea profesional del nivel que sea, sea amigo o no, cometió un error. No de creérselo, de pensar que, con ese filtrador, valía la pena irse al cine. No. Yo no soy de los que cree que Bartomeu tiene al enemigo en casa. Yo soy de los que cree que es mi profesión quien tiene al enemigo en casa.

Y como quedan más de 100 días hasta que empiece la próxima Liga, como los cruyffistas tienen muchas ganas de ‘matar’ al ‘Txingurri’, como les gusta otro ‘míster’ (cosa perfectamente lógica y defendible), todo vale para presionar y/o al presidente y/o al entrenador, pues casi todos esos dardos iban, sí, dirigidos a Valverde para que lanzase la toalla. Incluso desde la playa, aunque me suena que está visitando monumentos, museos y exposiciones fotográficas, sino haciendo fotos en algún safari.

Durante estos días he pensado mucho en lo que hubiese sido de Florentino Pérez de contar con un entorno periodístico como el culé. Bueno, tal vez su enorme poder, tremendo (lean el libro ‘El Director’ y lo confirmarán), hubiese impedido que nos hubiéramos reído, mofado, criticado y provocado, tal vez, una crisis mucho mayor que, incluso, la que le ha caído encima tras ganar tres Champions seguidas y, a continuación, hacer uno de los diez ridículos más grandes de la historia del fútbol (español, sí).

Lo que el Real Madrid, como institución y como club deportivo, ha vivido en los últimos años, ha sido tan esperpéntico que, posiblemente, para muchos de allí todo lo hayan tapado las Champions. Vale, sí, pero desde el fax del portero De Gea a la (sin comentarios, por favor, o sí) conferencia de prensa de Sergio Ramos (“se queda, se queda”, sin video de Piqué, claro), ha habido de todo y ahí sigue el ‘ser superior’ manejando un club histórico como si fuese (que lo es, no me cabe duda) su empresa, el despacho de al lado de ACS, su poder.

Uno puede pensar (y hasta escribirlo) lo que quiera sobre el Barça, su presidente, su directiva, sus ejecutivos, sus profesionales, sus fichajes (de Rochemback ¿no? a Boateng), plantilla y resultados pero, por favor, vivir, en vivo y en directo, lo que ha sido el Real Madrid durante los últimos meses (no hablo, no, de tres entrenadores o la marranada a la selección, su fútbol, sus derrotas, los desplantes de más de una estrella…) y salirse de rositas como se está saliendo Florentino Pérez es, como poco, pensar que prefiero esto a aquello. Y, sí, estoy convencido de que muchos de nosotros no sobreviviríamos en Madrid. Fijo. Seguro.