Un Madrid práctico, un Barça muy gris

Gavi durante el Clásico

Gavi durante el Clásico / JAVI FERRANDIZ

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Un Real Madrid sencillo, de fútbol simple, necesitó muy poco para ganar a un Barça apagado en todas sus líneas. Y eso que el clásico arrancó con dos premisas nítidas: ambos equipos evidenciaron un enorme respeto hacia el rival, aunque los de Koeman en los primeros 20 minutos ejercieron un mayor dominio e incluso de apoderaron del balón con cierta facilidad.

Sin embargo, la realidad es que no se generó una sola ocasión de peligro. La primera incidencia clara llegó a través de Dest, que erró un gol clarísimo que con toda seguridad habría cambiado el signo del partido. La segunda sonrió a Alaba, que en su caso no perdonó y decantó la suerte del marcador.

Tal y como era previsible, el peligro madridista en la primera mitad llegó por la banda de Vinicius, con continuos balones al espacio de Alaba. La réplica llegó con Mingueza y Dest, a todas luces insuficiente para generar en ataque y defender con solvencia. 

CAMBIO DE SISTEMA

La entrada de Coutinho por Mingueza varió el dibujo y Koeman apostó por el 4-2-3-1. Por momentos pareció surtir efecto y el Barça gozó de varias opciones para inquietar a Courtois. Sin fortuna ni ideas, una vez más, al llegar a la frontal del área rival. En este tipo de partidos, frente a rivales de máxima exigencia, quedó patente el discreto momento por el que atraviesan algunos jugadores que debían marcar diferencias.

Es el caso de De Jong o Memphis, que no se parece en nada al del inicio de temporada. También destacar el papel discreto de Gavi, apagado en los tres últimos encuentros. Y así podríamos alargar la lista a otros jugadores que están lejos de exhibir su verdadero potencial.