El Madrid destroza a un Barça impotente

Kevin Pangos durante un encuentro de esta temporada

Kevin Pangos durante un encuentro de esta temporada. / sport

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

No hubo color. Un segundo cuarto demoledor del Madrid rompió el partido en mil pedazos. El Barça, en ese momento, no tuvo respuesta ni capacidad de reacción. Siempre digo que lo peor en un duelo de estas características es que no lo sepas competir. Una enorme decepción para todos. No me esperaba un escenario semejante. No puede ser que en tan sólo 20’ los blancos puedan sacarte los colores y finiquitar el encuentro. Pensaba que esta imagen ya era agua pasada. Fue como rememorar lo peor de épocas recientes que ya había olvidado. Pesic no supo dotar a los suyos con los resortes tácticos y mentales como para hacer frente a un rival de enorme entidad. Nadie se salvó del desastre. Nadie. Aún no acabo de entender la ausencia de Seraphin, excepto que fuera por problemas físicos, como tampoco me explico el protagonismo de Pustovyi y Smits en un partido tan trascendente. Una derrota de las que hacen daño. Además, la racha negativa de juego y resultados en la Euroliga empieza a ser preocupante. Todo un problema.

ATAQUE-DEFENSA

No puedes esperar superar al Madrid sin dominar ambas parcelas. Pero lo más grave es que el Barça no fue superior ni en defensa ni en ataque. Todos sabemos que los de Laso son una máquina anotadora. Pero anoche, los blancos también superaron a los blaugrana detrás. Supieron imponer un básquet duro, físico, que sacó del partido a los hombres de Pesic. Ello les permitió robar un buen número de balones que acabaron en transición. Estas recuperaciones marcaron, ante todo, la dinámica del partido. También el Madrid supo ahogar a un Kuric, ayer inoperante, y su defensa en línea de pase cortocircuitó la circulación de balón de los blaugrana. Por el contrario, el Barça no pudo atajar la sangría que supusieron los constantes 2X2 que acababan con un tiro abierto desde las esquinas. Ni tampoco impidieron la eclosión de piezas como Randolph o Carroll. La superioridad madridista fue absoluta en todas las parcelas del juego. Sin paliativos.