Un Madrid campeón gracias a tres milagros

La afición del Real Madrid celebró la Champions en el Bernabéu

La afición del Real Madrid celebró la Champions en el Bernabéu / EFE

César L. Menotti

César L. Menotti

La final de la Champions como la vida siempre hay un componente del azar. Y el azar inclinó la balanza en favor del Real Madrid que terminó siendo un justo ganador. Felicitaciones al equipo de Zidane por esta victoria, una Champions más que agiganta la leyenda del equipo blanco y su estrella en la competición europea. 

No comenzó siendo un partido favorable para el equipo madridista, porque tácticamente el Liverpool lo planteó bien, y manejó bien las fases del juego. Pero a su arquero le sucedió lo que al tipo que sale de su casa y se le cae una maceta en la cabeza. Y el equipo merengue por la jerarquía y su competitividad terminó convirtiendo los goles que necesitaba para conseguir la victoria.

Los dos equipos habían hecho suficientes méritos para estar en la final. Sin duda la lesión de Salah, el Messi del equipo red perjudicó  el plan de Klopp. Y la lesión sucede en un momento clave que junto a los errores del arquero, el Madrid supo aprovechar con su jerarquía.

Tuvo tres milagros a favor de los de Zidane esta final: la lesión de Salah, los errores del portero, y goles que se salieron del encuadre de lo que había hecho el equipo merengue durante el partido.

Loris Karius tuvo una tarde trágica. Cometió errores que no se pueden cometer en una final. Seguramente este partido lo marcará, pero no hay que ser tan duros con él. Y el Madrid no falla, y fue preciso en las oportunidades que le dio el Liverpool. 

Cristiano tiene esa actitud. No había hecho un buen partido y se apodera con su actuación en los micrófonos del protagonismo que tenía su equipo habiendo logrado la decimotercera Champions. Es así. Un futbolista extraordinario. Un fenómeno. El artífice de los éxitos del Real Madrid. Pero también utiliza sus grandes dotes para la actuación, para mandar mensajes desconcertantes con destinatarios que él sabrá. No merecía el madridista un mensaje tan inquietante sobre su continuidad en un momento de tanta felicidad y regocijo por lo conseguido por el equipo. Me gusta más hablar del Cristiano jugador, de lo que hace en la cancha. Aunque a la final le aportó poco.

Un capítulo especial merece Zidane el pacificador. Contra todo lo que se diga, es evidente que ha sabido con prudencia sobrellevar los egos y el liderazgo de sus dirigidos. Y el equipo le responde aunque su perfomance en el campo no es a veces la mejor. Lo vimos en la Liga, que la desperdició demasiado pronto. Pero en Champions el Madrid saca a relucir su personalidad y la jerarquía de su plantilla que es tremendamente competitiva.

Respecto al Barcelona y los dichos de Puyol, yo creo que fue muy buena la campaña del equipo culé: ganó con comodidad la Liga y se inpuso en la Copa del Rey. Sí creo que habrá que revertir la planificación deportiva. Me queda la sensación de que se compraron jugadores que no se sabe bien dónde ponerlos. Seguro que hay cosas para analizar, sobre todo en una temporada que deberá afrontar sin Iniesta. Pero considero que la Liga es una competencia muy difícil. 

Quizás siempre estemos comparando al Barcelona del momento con el de Pep Guardiola. Y aquello fue irrepetible. Hoy es un Barça que intenta sostener una identidad con cierta eficacia. Pero la búsqueda de aquello resulta más difícil sin los jugadores que formaron parte de aquel equipo.

La próxima temporada le tocará a Lionel Messi ser el capitán. Su liderazgo se sostiene en lo que representa por el juego, por el respeto y por el compromiso en la defensa de un colectivo. Siempre ha colaborado con su talento, con asistencias, manejando los tiempos del equipo. Su capitanía es merecida y necesaria para el Barcelona.