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‘Luis Padrique’

Luis Enrique, durante el stream en Twitch

Luis Enrique, durante el stream en Twitch / Twitch

Rubén Uría

Rubén Uría

Hay quien cree que la irrupción de ‘Luis Streamer’ es una mala noticia para la prensa. Al revés. Es un soplo de aire fresco para los aficionados y para los periodistas que ejercen su profesión con independencia y sin más bufanda que la de su selección.

El asturiano se ha lanzado al ruedo para hablar de fútbol, dar titulares, explicar decisiones y revelar anécdotas. Su canal es una bendición. Para todos, menos para los de siempre, que están de funeral, porque detestan a un seleccionador al que le sobra la valentía que a ellos les falta. Son los que llevan años ninguneando a este grupo y despellejando a ‘Lucho’, mientras se toquetean cuando hablan de la Francia de Benzema, la Croacia de Modric y el Brasil de Vinicius. Son ‘hooligans’ disfrazados de periodistas, adictos a la carroña. Son incapaces de superar su fobia a Luis Enrique y si hubiera un récord del mundo de hacer el ridículo, jamás les quitarían esa plusmarca.

Para su desgracia, el seleccionador congregó a 150.000 personas en su primer directo y dominó la escena. Aportó información sobre táctica, ambiente, ‘staff’, jugadores y rivales. Saludó a Amunike, habló de su ‘amigo’ Tasotti, explicó la triste noticia de Gayà y comentó que si no gana España quiere que lo haga Argentina por Messi. Con cercanía, sinceridad y sentido del humor. Demostrando que sabe manejar la presión, que no tiene complejos y tiene las ideas claras. Que le importa un pepino el que dirán, que está a muerte con el grupo y que hay que disfrutar del momento.

Tres años después de haber vivido una de las experiencias más desagradables y crueles que a uno le puede deparar la vida, Luis Enrique sortea cada zancadilla con madera de líder. Habla de fútbol, absorbe toda la presión y transmite entusiasmo. Si no es el mejor seleccionador del mundo ahora mismo, es, muy de lejos, el mejor seleccionador que este país puede tener. El que se merecen los aficionados. Nadie sabe si España se irá para casa al tercer partido o si volverá con su segunda estrella en el pecho, pero si salió de pie de la Eurocopa y la Liga de Naciones, de ‘Twitch’ sale reforzado. Como una de las personas más queridas del país, como un tipo cercano, sin complejos, que ha convertido a sus ‘haters’ en carne de ‘meme’. Y más allá de ese ‘periodismo’ obsesionado con lavar más blanco que Ariel, el aficionado, sea del equipo que sea y de este u otro jugador, tiene derecho a ilusionarse.

Para Luis Enrique este Mundial será todo o nada, pero gane o pierda, lo hará con el cariño de la gente, tras lograr lo más complicado que existe en el fútbol y en la vida: transformar el rechazo en empatía, los pitos en aplausos y la desconfianza en apoyo incondicional. Es ‘Luis Padrique’.