Luces y sombras de Luis Enrique

Luis Enrique es el nuevo seleccionador español

Luis Enrique es el nuevo seleccionador español / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Vaya por delante que el presidente Rubiales ha jugado fuerte con Luis Enrique. En Madrid, cuyos poderes fácticos se han creído siempre los amos del cotarro en lo que respecta a Federación y selección, su designación ha sentado como un tiro. Fíjense que los últimos seleccionadores llevan el sello de la capital estampado en la frente. Camacho, Aragonés, Del Bosque, Lopetegui, Hierro “El Breve”, pero no tan breve como director técnico... Otra cosa es que los mejores tiempos de la selección en toda su historia hayan coincidido con los mejores futbolistas del Barça, casi que también en toda su historia, y la implantación del estilo futbolístico que ha traído un Mundial y dos Eurocopas. En Madrid se soportó el tiqui-taca mientras dio títulos, pero a cambio presumían de seleccionador con pedegree merengue. Ahora todo cambia, les ha salido un presidente de la Federación respondón y les han puesto a un seleccionador con fama de antimadridista. No se quedarán de brazos cruzados. 

LA CARTA DE PRESENTACIÓN. Así que a Luis Enrique le espera una campañita en contra de aúpa. Le mirarán con lupa, no le perdonarán ni una, aunque menudo es Luis Enrique como para dejarse presionar. Si alguien hay que sepa aislarse de lo que no le interesa, ese es Lucho, pero de todas formas sería bueno que escondiera su mal carácter y su semblante agrio y desconfiado en las ruedas de prensa. La selección no es un club, hay muchas más sensibilidades que atender. Está claro que su gran peligro está de puertas afuera del vestuario, pues de puertas adentro sabrá ganarse a los jugadores porque tiene jerarquía y conocimientos sobrados. Desde este punto de vista, su elección me parece razonable. De hecho, el momento histórico de la selección es parecido al del Barça cuando llegó en 2014. Se trata de un cambio de ciclo como el que Lucho inició en el Camp Nou ganando un triplete. Si hay que gestionar la evolución de un estilo jugón, sin romperlo del todo, hacia uno más físico y directo, Luis Enrique ya sabe cómo hacerlo. Es una buena carta de presentación.