Los salarios del Barça ya son insostenibles

Griezmann y Messi se abrazan después de un gol del Barça

Griezmann y Messi se abrazan después de un gol del Barça / Valentí Enrich

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça tiene que rebajar su límite salarial en 274 millones de euros. Un recorte brutal que obliga a tomar decisiones drásticas. La caída de ingresos por culpa de la pandemia (alrededor de 300 millones) ha generado esta situación insostenible que ayer refrendó LaLiga anunciando los nuevos topes de los equipos de Primera y Segunda División. El Barça, el club más afectado por la crisis del coronavirus, pasa de los 656 millones que podía gastar en la temporada 2019-20 a los 382 de la campaña 2020-21. Un 41 por ciento menos. De ahí las urgencias de la directiva de Bartomeu y de la comisión gestora de Tusquets para desprenderse de jugadores caros y para adecuar temporalmente las nóminas de los futbolistas que siguen en la plantilla.

Las salidas gratis durante el pasado verano de jugadores como Luis Suárez, Rakitic y Arturo Vidal solo se entienden, más allá de la prometida revolución del vestuario, por la imperiosa necesidad de sacarse de encima sueldos muy altos. Una maniobra que también pretenden repetir en el mercado de invierno con Umtiti  o Braithwaite. Aunque el gran caballo de batalla de estos momentos es conseguir que el grueso de la plantilla (como ya hicieron Ter Stegen, Piqué, Lenglet y De Jong) acepten cobrar una parte importante de su nónima en diferido. Si no hay acuerdo (el día 23 está convocada la última y definitiva reunión), el Barça estará obligado a ejecutar los recortes unilateralmente porque no tiene otra solución.

La mala gestión de los últimos años, renovando a futbolistas muy veteranos con salarios desorbitados, ha llevado al club a esta situación irreversible. La pandemia ha destapado todas las miserias: Bartomeu compró la ‘fidelidad’ del vestuario con sueldos insostenibles. No le sirvió de nada, claro está. Porque al final los jugadores se volvieron en su contra. Y encima dejó al Barça al borde de la bancarrota. Ahora hay que salir de este agujero negro como sea. Para que el nuevo presidente pueda implementar una manera de gestionar la entidad mucho más racional. Empezando por imponer salarios razonables y lógicos a los futbolistas.