Los partidos que nunca ganaremos

Cristiano Ronaldo recriminó a la afición del Real Madrid

Cristiano Ronaldo recriminó a la afición del Real Madrid / AFP

Carme Barceló

Carme Barceló

Hoy es uno de esos días en los que hay que parapetarse tras las gafas de sol o hacerse visera con las manos para no cegarte con las portadas blancas y radiantes que nos llegan de Madrid. Razón tienen los que loan el hat-trick de Cristiano teniendo en cuenta que se le han caído las otras dos letras a la BBC y que, como rematador, es excelente. Aunque el portugués tenga que pedir día sí, día también que en su casa no le silben, el madridismo se ha agarrado bien a CR7 después de tener ante sí a un rival encogido que no dio la talla. El Atleti se sumó también a esta temporada blanca que fluctúa entre los palcos, los hilos, los titulares, los suplentes y la flor en salva sea la parte.

En Barcelona esperamos los tropiezos ajenos para opacar los propios y aprovechar la oportunidad, sabiendo que esta temporada es irregular para todos y puede decidirse en el último momento. Nos repetimos cada día que nadie ha ganado nada aún y este mantra viaja en AVE, aunque allí el optimismo cotiza más barato y les supone menos esfuerzo. Queremos que nos aseguren la continuidad de Messi para respirar hondo, mirar al cielo y agradecer que este genio nos haya elegido y aquí sea feliz. Apremiamos para que nos cuenten quién va a llevar la otra batuta y qué ropa habrá de recambio en un fondo de armario que ha salido caro y poco favorecedor. Ejercemos la autocrítica para seguir buscando la excelencia perdida y reconocernos. Nos ilusionamos con estas cosas porque ya sabemos que a otras no podemos aspirar. Son partidos imposibles de ganar. A saber, un centímetro que mida correctamente la repercusión mediática en los temas extradeportivos, los ‘no goles’ que entran medio metro en una portería, las agresiones casi con periodicidad semanal y los aplausos al árbitro. 

Cuando un presidente de club te llama ‘escoria’ y su entrenador prefiere hacerle al Real Madrid ‘el pasillo antes que la puñeta’ te confirman cómo funciona esto y, de paso, que has de trabajar el doble para conseguir la mitad.