Los números y la esencia

Luis Suárez respalda a su compañero Coutinho en su mala racha deportiva | Daily Express

Luis Suárez respalda a su compañero Coutinho en su mala racha deportiva / sport

Xavi Torres

Xavi Torres

Los sistemas han ido evolucionando a lo largo de la historia porque ha habido entrenadores con iniciativa que han buscado soluciones a los problemas que les planteaba el balón. Todos aquellos que piensan que “en el fútbol todo está inventado” no se dan cuenta de que pronto van a quedar en evidencia. Decía Alfio Basile, prolífico entrenador argentino -23 proyectos en 36 años de entrenador-, que él siempre situaba perfectamente a sus futbolistas en la pizarra para ganar pero que luego ellos se movían en el campo y que, por culpa de eso, a veces perdían los partidos. Solo faltaría. Y en este debate nos quedamos.

Ernesto Valverde, para ganar al Rayo, dibujó un 1-4-3-3, el sistema con el que el Barça se siente cómodo porque es el que más le gusta a Messi. Al final, se trata de ocupar el terreno de juego de la manera más coherente para llevar a cabo el plan diseñado. Sin embargo, 1 a 1 en el descanso, con apenas tres chuts. Dado que el Rayo jugó tan reculado el Barça no encontró espacios y el partido se convirtió en un ataque de balonmano con Messi cayendo permanentemente en la trampa del embudo. De hecho, el gol llegó a balón parado.

Visto lo visto, Valverde cambió el dibujo hacia un 1-4-2-3-1. ¿Sacrilegio? Por supuesto que no porque lo importante no son los números de la pizarra sino la esencia del juego. Y con la entrada de Dembélé pasaron cosas. El equipo fijó al rival en su campo con lo que la presión funcionó con esfuerzos cortos; abrió el campo con el francés y con Coutinho y generó espacios por fuera, a partir de esta amplitud y de la profundidad de sus desmarques y de los desdoblamientos de los laterales (en uno de ellos, penalti a Semedo), y por dentro, con los movimientos profundos de Luis Suárez o la segunda línea -por ejemplo, de Rakitic- (la acción del 3 a 1). El Barcelona ganó 3 a 1. Y en Sevilla, también cambiando un rato de sistema, por 2 a 4.

¿1-4-3-3 o 1-4-2-3-1? Es evidente que los números sirven de guía para afrontar el partido (y es evidente que el Barcelona ha aprendido a jugar y a ganar con el 1-4-3-3) pero lo más importante es leer lo que sucede sin traicionar la esencia. Con el cambio, ¿jugó al ataque? Sí. ¿En campo contrario? Sí. ¿Con la posesión? También. ¿Con las líneas juntas? Sí. ¿Sin balonazos buscando la combinación? Eso mismo. ¿Con un buen juego de posición? En fin, mejorable, pero éste es un problema que empieza a venir de lejos y que alguien, algún día, deberá afrontar. La esencia. Lo más importante.