Los jugadores del Barça deben renunciar a dos meses de contrato

Si no se reducen los gastos, el déficit será de escándalo

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J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

A falta de partidos de fútbol en los estadios, hay que preocuparse seriamente por el futuro de los clubs como sociedades económicas. Se han disparado todas las alarmas en el Barça. La falta total de ingresos estrangula la tesorería. No hay liquidez económica. Los presupuestos aprobados en época de vacas gordas son ahora inasumibles. El coronavirus comenzó siendo un problema sanitario, se ha convertido en un trauma social y en el futuro será un problema económico que puede cambiar el mundo capitalista. 

Grandes males requieren soluciones de urgencia. El club necesita un drástico plan de contingencia ante el quebranto económico que se avecina. Cero ingresos en dos meses obligan a reducir drásticamente los gastos para no llegar a un déficit de escándalo el 30 de junio. Y no hay otra solución que echar mano de la partida más importante del presupuesto, los 642 millones de nómina deportiva. De la misma manera que los jugadores cuando las cosas rodaban de cara y ganaban títulos se embolsaban importantes bonus, ahora toca apretarse el cinturón ante un factor externo de fuerza mayor. Hay que ser responsables y altruistas.

El presidente  Bartomeu reunió el viernes a la comisión ejecutiva de forma telemática para analizar la situación, buscar soluciones y trazar un plan de inmediato cumplimiento. El problema está en el coste de la plantilla más cara del mundo. Más que esperar un gesto por su parte, toca explicarles la dura realidad, exigirles que sean solidarios con el difícil momento que vive la entidad. Es hora de que demuestren su compromiso con el club, que acepten cobrar menos. Nunca el Barça ha pedido a la plantilla un sacrificio similar, pero ahora es obligado.

Esta pandemia mundial va a afectar el bolsillo de todos y los jugadores no pueden ser una excepción. Lo lógico y deseable sería que  Messi y compañía renunciaran a dos meses de contrato, los que en principio pararán los campeonatos. Esto significaría un ahorro cercano a los 80 millones. Si el club está dos meses sin ingresar un euro, no puede afrontar pagos económicos previstos en circunstancias normales. Es una cuestión de supervivencia. El propósito de facturar por primera vez más de mil millones, 1.047, no se va a cumplir de largo. Si no reducen los gastos de aquí a final de temporada, el déficit podría alcanzar los cien millones. Hay que recordar que se han cerrado todos los grifos de ingresos: Ticketing, derechos de televisión, merchandaising, visitas museo, hospitality y patrocinio congelado. También se estudia presentar un ERTE temporal para buena parte de la plantilla administrativa.

La crisis del coronavirus está reventando la burbuja del mundo del fútbol. Nada será igual después de este terremoto económico. Se acabaron los traspasos supermillonarios y los contratos de cine. El próximo verano el mercado de fichajes moverá poco dinero, se impondrán los trueques. La economía de los clubs tiene que volver a la lógica y el sentido común. El fútbol dejará de ser la gallina de los huevos de oro. Con este panorama por delante, el Espai Barça queda relegado quien sabe hasta cuándo.