Los jugadores como Arthur y Bale

Arthur vuelve a Barcelona tras declararse en rebeldía

Arthur vuelve a Barcelona tras declararse en rebeldía / FCB

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Nadie en el Barça va a llorar a Arthur. Nadie echará en falta su presencia porque su juego con la camiseta azulgrana no ha sido en ningún momento determinante. Y no es que la falte calidad al brasileño, de hecho, con un poco de esfuerzo en sus primeras actuaciones logró engañar a más de uno. Confieso que a mí me llegó a ilusionar su control de balón y manejo del ritmo de juego del equipo y que si ahora no me sonrojo es porque el mismísimo Messi manifestó por aquellos días que era un jugador parecido a Xavi.

Seguramente tiene condiciones para ello pero, como en todos los órdenes de la vida, no basta con la aptitud, la actitud es mucho más importante. Y la actitud de Arthur fue decayendo hasta llegar a niveles imperceptibles y límites inaceptables. Protagonizó distintos episodios de falta de disciplina, cuentan que en los entrenamientos iba al trote cochinero... Resultado: cuando jugaba, a los sesenta minutos se ahogaba y los socios podían distinguir desde sus asientos del Camp Nou el color rojo que dominaba en su rostro: un jugador totalmente asfixiado. 

CARA DURA

¿Qué se puede hacer en estos casos? Es evidente que el entrenador es el principal responsable de revertir la situación. Estoy seguro de que Valverde intentó ayudarle, al igual que Setién en estos últimos meses. Pero hay futbolistas que no se dejan ayudar. El último capítulo de Arthur en el Barça es significativo: traspasado a la Juve, ya pasó de todo y dejó claro que no quería jugar más. Llegados a este punto, el Barça ha tenido suerte, o ha sido hábil, que no es cuestión de quitar méritos a nadie, en colocarlo a la Juve.

Miren el Madrid con Bale. Allí ya nadie disimula. Zidane denuncia que no quiere jugar y no pasa nada. El galés tiene claro que en ningún sitio se vive mejor que en España y prefiere el sol, el golf y la paella que el fútbol. No le sacarán de ahí ni con grúa. Lo dramático es que los clubes están indefensos, solo les queda pagar o engañar a algún incauto. El Barça lo ha conseguido, el Madrid lo tendrá más difícil porque la cara dura de <strong>Bale</strong> es más galáctica de lo que en su día fue su fichaje.