Los jóvenes quieren confiar en Saras

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Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

El ejemplo de Bolmaro

No sabemos si el futuro del joven base argentino pasará por la NBA o, por el contrario, tendrá continuidad en el Barça. La sensación es que, como mínimo, alguna temporada se la pasará en el básquet americano, y sólo falta por ver cuando dará el salto. Mientras tanto, la pregunta es ver si Jasikevicius confía en él y le dará protagonismo en el Barça. Es evidente que con Pesic no tuvo continuidad, todo y que en ciertos partidos pudo mostrar pinceladas de lo que es capaz de hacer.

En general, será interesante comprobar si Saras apuesta por los jóvenes dentro de una plantilla plagada de figuras y con posiciones dobladas. Es importante dejar claro que no por ser joven debe haber un trato diferencial. Los minutos en el Barça irán muy caros y si Bolmaro, o cualquier otro candidato novel, quiere dar el salto se lo deberán ganar con trabajo y calidad. 

El fichaje de Calathes, añadido a la continuidad de Heurtel, no se lo pone nada fácil al argentino. Puede que uno de los déficits que Bolmaro ha tenido en sus momentos en pista es la falta de más decisión a la hora de asumir responsabilidades. Es cierto que para un recién llegado no es sencillo ser descarado, pero si buscas destacar hay que arriesgar.

Los jóvenes en los grandes equipos

Hay una cierta incompatibilidad entre juventud y conjuntos de élite. Repasando a los equipos que aspiran, año tras año, a estar entre los grandes vemos que sus técnicos no acostumbran a ser generosos a la hora de apostar por los jóvenes. Creen más en la experiencia en situaciones límite de jugadores contrastados, que no en la frescura que ofrecen los noveles.

No creo que sea criticable esta postura de los entrenadores. Se juegan su puesto de trabajo y, en general, no arriesgan en absoluto. Es una constante en equipos como el CSKA, Fenerbahce, Milán, Maccabi, Madrid, Baskonia o Barça. Tan sólo si en la plantilla aparece una auténtica “perla”, caso Gasol o Ricky, puede llegar la excepción. 

Pero es evidente que a los entrenadores de este nivel se les podría exigir, además de títulos, que una cuota de su plantilla estuviera cubierta por jóvenes jugadores. Por ejemplo, los hombres 12, 13 o 14 del vestuario podrían ser de “la casa”. El Madrid de Laso ha incorporado a Abalde, una pieza joven pero ya contrastada, y al base Carlos Alocén de 19 años. Si marcha Campazzo a la NBA, Alocén puede tener su oportunidad. Veremos si al final acaban jugando.