Lo que menos me importa ahora es el fútbol

La Serie A, parada a causa del coronavirus

La Serie A, parada a causa del coronavirus / sport

Bojan Krkic

Bojan Krkic

El fútbol, en el orden de prioridades de mi vida, aparece en las primeras posiciones. Me apasiona jugar, me encanta ver partidos, charlar sobre el juego y sobre los futbolistas, compartir ratos con amigos y darle vueltas a todo lo que rodea a este deporte. En definitiva, el fútbol me hace muy feliz. Pero todo ha cambiado de repente. La crisis sanitaria mundial causada por el coronavirus ha puesto patas arriba nuestro día a día, nuestra cotidianidad.  Me duele decirlo, pero es así: el fútbol es hoy lo que menos me importa.  

Cuando me informo de todo lo que está pasando en el planeta, cuando veo la situación que se está viviendo en tantos países, lo último que me preocupa es el fútbol. De hecho, y soy sincero, hace ya varios días que el fútbol ha pasado a un segundo o tercer plano. No me interesa saber cuándo volveremos a jugar, cuándo podremos entrenarnos, si las competiciones acabarán o si habrá campeón de LaLiga en España, en la Premier o en la Champions. Todas las previsiones hechas por quienes se atreven a poner fecha al regreso de la normalidad me parece que están fuera de lugar. No las entiendo. 

¿Cómo es posible que, en plena batalla contra el COVID-19, haya quien piense más allá del ahora? Puedo entender que se planifique el futuro con el objetivo de estar preparados si el escenario actual mejora, pero me sorprende la capacidad de fijar un calendario concreto por parte de quienes gestionan el fútbol cuando ni tan siquiera los estados se atreven a poner fecha al fin de la crisis. Vivimos momentos de incertidumbre y, seguramente, es esta sensación la que peor llevo. Pero insisto, no en lo que al fútbol se refiere, sino al hecho de cómo afectará, cómo está afectando ya, a las personas esta dramática situación. Cómo afectará a mi familia, cómo afectará a mis amigos, a la sociedad en general...

Soy una persona que intento empatizar con el mundo que me rodea y me encanta ver a la gente tranquila y motivada, que es todo lo contrario de lo que estoy viendo en este momento. ¿Cómo quedará todo? ¿Cómo afectará, también, al mundo del deporte? Las preguntas se acumulan y las respuestas son escasas. Estoy realmente preocupado porque lo que estamos viviendo es incontrolable y se está llevando a mucha gente por delante. Así que, por favor, precupémonos por lo que realmente importa, que es salvar vidas y evitar que la crisis sanitaria se convierta en una crisis económica de consecuencias inimaginables. Este virus nos hace a todos iguales: aquí no hay nacionalidades distintas, ricos y pobres, no hay razas ni lenguas... En esta lucha o estamos todos juntos o todos pagaremos las consecuencias.

UNA PELEA INDECENTE

Que LaLiga y la RFEF no tengan buena relación ya debería ser motivo de inquietud en un escenario de normalidad. Pero lo que estamos viendo estos días supera todo lo imaginable. Las diferencias que puedan tener Tebas y Rubiales sobran a día de hoy. Ante una crisis global como la que estamos sufriendo los intereses de unos y otros son secundarios. ¿Cómo puede ser que, con lo que estamos viviendo, alguien pueda salir a debatir sobre cuándo hay que acabar LaLiga? Es inhumano. Se están haciendo un montón de ERTE y, aunque se acabe el torneo, los estadios no se llenarán. ¿A nadie le importa lo que está pasando?

CONFINADO EN CASA

La MLS paró y también lo hicieron todos los clubs. En Canadá, las autoridades decretaron también el confinamiento de la población, así que aquí estamos, en casa junto a mi pareja. Ya estoy bien de la pequeña contractura que tuve y estoy entrenándome todo lo que puedo para no perder la forma. Todos debemos poner de nuestra parte.