Llega el día que los ejecutivos son tan importantes como los futbolistas

Joan Laporta durante la Asamblea de Socios Compromisarios

Joan Laporta, durante la Asamblea de Socios Compromisarios / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

En pleno verano, cuando no agobian los resultados y hay tiempo para analizar el futuro con perspectiva, es el momento de hacer una reflexión sobre el Barça que viene. Nada será como antes. La pandemia del covid ha devuelto al fútbol a la realidad terrenal. Hay que cuadrar los presupuestos para no generar déficit. Los clubes de éxito deben funcionar como una gran empresa. Para no volver a caer en errores del pasado que han generado deudas milmillonarias es necesario cambiar el estilo de gestión barcelonista. Hace falta talento e innovación en los despachos. Tras caer en la ruina económica, el Barça es el primero que tiene que cambiar con urgencia. Hay que potenciar la organización interna. Los directivos tienen que hacer de directivos, no de gestores. Tienen que decidir y controlar, no ejecutar. Para ello es básico tener una estructura ejecutiva de primer nivel, profesional y bien pagada. Es la única forma de poder ser exigentes y ambiciosos. Los futbolistas son importantes, pero los ejecutivos, también.

Laporta parece ser consciente de ello. Si alguien puede hacer que el club recupere el buen camino y la nueva junta tenga éxito son los ejecutivos que deben reconducir la situación financiera y generar tesorería para hacer un equipo competitivo. Hoy no toca hablar de Messi o Ansu Fati. Hoy queremos destacar el papel relevante que tienen Ferran Reverter y Mateu Alemany. El primero como CEO es el responsable del funcionamiento interno del club y de los números. Tiene prestigio, personalidad y experiencia. Su trabajo no se ve ni sale en la prensa. Pero es vital para que la entidad recupere cuanto antes el equilibrio económico y la sostenibilidad. El jueves toma posesión del cargo después de una inmersión de varios meses que le permite llegar con la lección aprendida. No marca goles como Messi pero asegura el control económico después de demasiado tiempo de interinidad. Laporta necesita a su lado ejecutivos de máximo nivel que le permitan hacer de presidente.

Si Reverter es la mano derecha del presidente, Mateu Alemany es la mano izquierda como responsable del área de fútbol. Es otro ejecutivo clave. Dirige la sala de máquinas, fichajes y traspasos, allí donde se estructura la plantilla y se deciden las operaciones económicas de mayor relevancia. Es la gran asignatura pendiente del club ya que en los últimos años se ha fichado mal y se ha vendido peor. Alemany conoce el negocio, se ha ganado la confianza de Laporta y es una persona acreditada en el fútbol internacional. De momento y sin que costaran un euro, se han asegurado el fichaje de cuatro internacionales que juegan la Eurocopa y la Copa América: Eric Garcia, Depay, ‘Kun’ Agüero y Emerson. El cambio de presidente ha traído consigo un cambio en la estructura ejecutiva del club. Son cargos de confianza y su relevo era necesario, máxime cuando algunos de los anteriores no dejaron buena reputación. Laporta ha elegido con criterio selectivo acreditados profesionales en los que encomienda su futuro. El Barça no depende solamente de los goles de los jugadores, sino también de la buena gestión en los despachos. 

La clave: Laporta ha elegido con criterio selectivo acreditados profesionales.

Busquets no esta acabado

A veces, con los jugadores que llevan muchos años en el primer equipo, somos injustos. Se les exige como si tuvieran 25 años cuando lo que ahora toca es aprovechar su experiencia y seguridad. Es el caso de Busquets, un profesional intachable cuyo rendimiento en el Camp Nou ha sido excepcional. Con 33 años todavía puede dar mucho juego. Quizás no debe jugar 60 partidos por temporada, pero tiene 40 en los que puede ser determinante. Este es su papel la próxima temporada, jugar los partidos importantes, reservarlo para que dé lo mejor en las grandes citas. Prueba del talento y valía de Busquets es que en la Roja sigue siendo imprescindible. Por culpa del maldito covid no pudo participar en los primeros partidos y su ausencia la acusaron más de la cuenta. Su vuelta coincidió con la goleada a Eslovaquia que ha dado confianza y tranquilidad a la selección. No le juzguemos por su DNI sino por su rendimiento. El centro del campo del Barça le necesita como equilibrio con los jóvenes Pedri y De Jong. No es un jugador brillante ni resolutivo, pero es una pieza clave para dar consistencia y solidez al centro del campo. No seamos injustos con el de Badia, no se lo merece. Serio, profesional y responsable, sabe mejor que nadie que le quedan un par de buenas temporadas. Y si alguien tiene alguna duda, que le pregunte a Messi. Lo quiere a su lado.