La llamada de auxilio de Griezmann

Antoine Griezmann anotó el 7-1 de la goleada ante Ucrania

Antoine Griezmann anotó el 7-1 de la goleada ante Ucrania / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

La capacidad goleadora de Griezmann se ha reducido a la mínima expresión (o casi) desde que está en el Barça. Un total de 15 goles y 4 asistencias en 51 partidos es una aportación muy escasa para un futbolista que costó 120 millones de euros (más 15 de penalización posterior). Sus estadísticas como blaugrana contrastan, de forma asombrosa, con sus números tanto en el Atlético como en la selección francesa, en la que se acaba de convertir en el quinto máximo goleador de su historia (con 33 tantos), superando a Zidane (31) y solo por detrás de mitos como Henry (51), Giroud (42), Platini (41) y Trezeguet (34).

La razón de este bajo rendimiento ofensivo con el Barça lo justifica el propio Griezmann por la posición que ocupa en el campo. El galo se encuentra más cómodo como mediapunta o, en su defecto, como delantero centro. Y es en estas demarcaciones en las que ha ofrecido sus mejores prestaciones. Con Francia ha marcado 20 de los 33 goles como mediapunta y 2 como delantero. Y en el Atlético, 47 como mediapunta y 68 como delantero. En el Barça, Griezmann solo ha jugado 3 partidos como mediapunta y 18 como delantero, con un total de 7 goles. Valverde, Quique Setién y ahora Koeman han apostado por Griezmann como extremo izquierdo. Y ahí, sus virtudes se convierten en defectos. 

Está claro que su escasa aportación al equipo no es culpa solo de dónde le pone el entrenador. Su falta de entendimiento futbolístico con Messi ha sido, en algunos momentos, desesperante. Aunque a nivel personal la situación ha mejorado mucho. Y su desconexión del juego del equipo, preocupante. Pero condenarle a la banda tampoco le ayuda a reencontrar su mejor versión. Tras su último partido con Francia, con golazo incluido, Griezmann volvió a quejarse. Eso sí, con elegancia: “Me encuentro bien porque el seleccionador sabe dónde ponerme y me beneficio de ello”. Un mensaje rotundo. O, más bien, una llamada de auxilio