Una liga regalada y sin pasillo

Ancelotti: "A veces hay que arriesgar y tenemos calidad para hacerlo"

Ancelotti analiza cómo llega el Madrid al encuentro de vuelta de la Champions League ante el Manchester City en el Bernabéu / @realmadrid

Alfredo Martínez

Alfredo Martínez

Sin un ápice de intención de quitarle valor a la liga que ha ganado el Real Madrid el pasado sábado, con justicia, tras vapulear la Espanyol en el Bernabéu, nos queda la sensación de que todos sus rivales, empezando por el Barcelona pudieron haber hecho más, mucho más.

El Madrid no tuvo que esforzarse en exceso para encontrase dos cuerpos por delante en la carrera por la liga. Hizo lo que tenía que hacer, fallar poco, lo justo y aprovechar la generosidad de sus rivales. El Barcelona regaló una importante renta de puntos y cabalgó a casi quince de distancia durante buena parte del campeonato, prácticamente hasta llegar al Bernabéu. Las salidas de Messi y Griezmann, esta última el día del cierre del mercado, descabezaron al equipo y le dejaron, con las lesiones de Ansu y Dembelé, muy debilitado en ataque. No volvió a intimidar como un grande hasta después de navidades, pero ya era demasiado tarde, había regalado la liga a sus rivales, a los que lo supieron aprovechar.

A la inversa le ocurrió al Sevilla, la compitió en la primera vuelta más que con dignidad, pero todo el ímpetu y fuerza que derrochó entonces lo perdió totalmente en la segunda. También regaló una fase del torneo de manera estrepitosa.

Y que decir del At.Madrid, irreconocible y deslucido durante casi todo el año. Poco sólido, vulnerable y posiblemente, el más discreto de la era Simeone. Hasta el punto que puede ver peligrar la plaza de la próxima Champions.

El Madrid es el justo campeón, el más regular, pero siempre nos quedará la duda de que habría ocurrido si sus rivales le hubieran exigido siquiera un poco.

Y a todo campeón parece que le corresponde un pasillo. ¿A todos o solo a mi equipo? Ese es el debate. Todos creen que se le debe hacer a tu equipo pero entienden cuando tu equipo no se lo hace al eterno rival. Todo acrecentado por la rivalidad mal entendida. El morbo es que se lo haga el Atleti o el Barcelona. O el Sevilla al Betis, porque eso es lo que subyace, que sea el eterno rival. Hace días que ya se echaban cuentas para ver si el Atlético se vería obligada o a hacer el pasillo al Madrid en el Metropolitano. Descontada ya la liga, el morbo era ese. Buscamos el morbo y algunos hasta la humillación. Para eso es mejor no hacerlo, ni a tu equipo ni a los otros. Esta debería ser una decisión que tomara con naturalidad un vestuario, solo los jugadores, pero el ambiente que rodea y a veces ensucia el fútbol, lo ha desvirtuado. Ha empujado a los jugadores a no sentir ese pasillo de reconocimiento.

Muchos inciden en que hemos sido los medios de comunicación los que hemos generado este caldo de cultivo, y posiblemente tienen razón, se habla más del pasillo que del partido, de la obligación de hacerlo que de la generosidad del equipo que lo hace. Así no. Campeones pero sin el pasillo de la humillación que algunos buscan.