¿Y la Liga 'pa' cuándo'?

Ernesto Valverde, durante la entrevista concedida a Barça TV

Ernesto Valverde, durante la entrevista concedida a Barça TV / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Podría hablar de ese absurdo ambiente que se ha generado alrededor de esa respuesta ¿ambigua?, no, perfectamente calculada, muy, muy, de Ernesto Valverde sobre la incertidumbre de su futuro y el convencimiento (él lo sabe porque conoce el fútbol muchísimo mejor que cualquier de los que mandan en el palco del Camp Nou o dirigen los destinos deportivos del Barça), de que todo depende de los resultados.

Podría hablar de todo ello, pero no lo haré. Me mosquea, y mucho, que ni Josep María Bartomeu, ni Pep Segura o Eric Abidal hayan abierto la boca y comentado “todos quietos, Ernesto Valverde es nuestro entrenador y se queda”. Si no lo han dicho (aún) es porque, en efecto, el ‘Txingurri’ tiene (como casi siempre) más razón que un santo: todo depende de los resultados. Si no fuese así, insisto, ya estaría renovado. Resultados. Al Real Madrid le está salvando la Champions del pasado año, y el otro, y el otro. A Valverde no le da, al parecer, con el doblete del año pasado. Así de lamentable es todo. Pero no hablaré del tema, no, todavía no.

Sí escribiré sobre lo sorprendido, de verdad, que me encuentro ante lo que está ocurriendo en el Real Madrid donde la primera impresión es que tiene pinta de temporada de transición, en la que los más forofos piensan, esta vez sí, que esto no es recuperable. Y es que miras a Europa y ves a equipos mucho más fuertes que los blancos. Cierto, también eso, la Champions, es muy larga y, de momento, han tenido mucha suerte tocándoles el verde y correoso Ajax, pero poco más.

Pero ni siquiera esos que lo fían todo (con razón ¡vaya que sí!) al espíritu de la Champions ven en este Real Madrid, el de ahora, el doméstico, una posibilidad de dedicarse por entero a la Copa de Europa. Y es que cuando tú renuncias, por octava vez en los últimos diez años, a la Liga en diciembre, enero, Navidad y/o Reyes, estas lanzando unas señales muy feas. Posiblemente las mismas que lanzaste cuando no moviste ficha (ni te inmutaste) cuando Zinedine Zidane se fue y Cristiano Ronaldo pidió marcharse de rebajas. Se fueron y pensaste que la camiseta ganaría sola. Y que Bale, a quien Florentino Pérez considera mejor que CR7, y Benzema se repartirían los 50 goles del portugués.

Los que saben de esto en Madrid tienen la sospecha de que el ‘ser superior’ ya está enfrascado en la remodelación imperial del Santiago Bernabéu, su obra magna, y en traer a Neymar Júnior la próxima temporada porque a Mbappé no lo van a soltar. Sabe que tendrá que hacer algo más (dinero tiene, no hay problema) pues la revolución pendiente (Odriozola, Reguilón, Valverde, Llorente, Ceballos, Mariano, Vinicius Júnior, Isco y Asensio) sigue pendiente y, fundamentalmente, porque los treinteañeros Marcelo, Kroos y Modric ya han jugado sus mejores 100 partidos.

El navajazo que el Villarreal le metió al Real Madrid a última hora es de los que hacen daño, pero lo peor es que, han pasado solo cinco meses, y ya ha vivido demasiados disgustos de este tipo. No perdió en Huesca y Vallecas de milagro. De milagro Courtois y Carvajal, que, en cada campo, sacó un gol sobre la línea. Lleva 21 puntos perdidos de 51 jugados y, fuera, es un auténtico desastre, con 16 puntos perdidos de 27 posibles y, lo que es peor, siendo el equipo, tras el Huesca, que más goles ha encajado.

Despidieron a Julen Lopetegui después de destruir a España y cuando el exseleccionador abandonó el banquillo del Real Madrid (5-1 en el Camp Nou), los blancos estaban a los mismos siete puntos del líder (siempre el Barça, vaya) que siete jornadas después (es decir, que hoy), cuando ya no tiene que esperar que falle el campeón azulgrana sino el sólido Atlético y el rocoso Sevilla. El Real Madrid ya no depende solo de él y aunque Carvajal insista en que esto no está aún perdido, lo cierto es que, como reconoce el brillante lateral merengue, “nos quedan 21 finales, todos los partidos, empezando por la Real Sociedad, es una final”.

Hay tanto orgullo en el Real Madrid, que Santiago Solari fue capaz, en una noche donde debió pedir excusas por casi tirar, de nuevo, la Liga en enero, de enfrentarse al periodista que cada día le pregunta por Isco. “¿Qué, hoy, no me pregunta por Isco?” No, le pregunto por este inmenso desastre, le dijo el informador. Para que, luego, saliera un envalentonado Lucas Vázquez y pidiese un poquito más de respeto para eso vestuario “porque nosotros ya hemos vivido situaciones así, se nos critica, se deja de confiar en nosotros y, luego, nosotros damos la vuelta a esto. Que no nos den por muertos”.