La libertad de Xavi es cuestión de respeto

Xavi se está desviviendo para poder salir gratis del Al-Sadd

Xavi se está desviviendo para poder salir gratis del Al-Sadd / AFP

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

La experiencia dice que tratar con quienes mandan en Doha, donde todos son familia y de las ricas, es complicado. Si alguien tiene dudas de cómo funcionan, que le pregunten a Florentino Pérez o a Kylian Mbappé. La libertad de Xavi Hernández no costaba cinco millones de euros, eso es solo una cifra insignificante en un contrato con la que mantener una postura que nada tiene que ver con el dinero. Se trata de poder, que es lo que interesa a quien el dinero lo tiene, casi, por castigo divino. 

El Barça no ha acabado de entender cuál era (aunque la cosa acabe bien) el precio de la libertad de Xavi Hernández: el respeto. Algo tan simple como eso, pero, en cierta manera, Joan Laporta ha confundido el respeto por la pleitesía, que es lo que, lógicamente, no quiere ni debe mostrar el presidente negándose a viajar a Doha para tratar de tú a tú el fichaje del técnico con Mohamad bin Khalifa al Thani. Para entender quién es el presidente del AlSadd, el periodista de Al Kass TV en Doha, Basem Rawass, nos cuenta que es el tío del emir de Catar, que fue en el pasado presidente del club. Mohamad es una de las personas más importantes del país, absolutamente venerado y respetado por su pueblo.

A modo de curiosidad, es un gran aficionado a las carreras de caballos. Explica que ama a su club, que está considerado uno de los mejores de Asia y que quien quiera fichar a su técnico debe considerar a los de Doha como tal. Los emisarios del Barça, el vicepresidente deportivo Rafa Yuste y el director del Área de Fútbol, Mateu Alemany, lo comprobaron en sus propias carnes porque Mohamad no estuvo en la cena que mantuvieron con el Al-Sadd el miércoles por la noche para empezar a tratar la llegada de Xavi. Para el jeque, la no presencia de Joan Laporta no encaja con el respeto institucional entre iguales, asegura Rawass. No, no son los cinco millones de euros, sino la ausencia de un trato digno, desde su óptica, por parte del Barça. Por eso este hombre tan poderoso solo ha aceptado verse con Xavi Hernández, que es su entrenador y la persona a la que liberará gracias a su magnanimidad. 

Laporta debe tener sus propias razones para no viajar a Doha y seguro que son tan válidas como las del jeque para querer lo contrario, pero Xavi Hernández también merecía un gesto por parte del que será su presidente. Negociar con Mohamad en una visita de cortesía habría sido la forma más rápida de cerrar un tema que se ha alargado demasiado y que, cada día que pasaba, daba la sensación de cierta improvisación. La mentalidad europea sirve en territorio europeo, pero en materia de orgullo nadie puede competir con los árabes.