Lewandowski, Dembélé y la hipocresía

Lewandowski  tiene contrato con el Bayern Múnich hasta junio de 2023

Lewandowski tiene contrato con el Bayern Múnich hasta junio de 2023 / EFE

Toni Frieros

Toni Frieros

Consejos vendo y para mí no tengo. Imagínense, solo imagínense, que un futbolista franquicia del Barça, pongamos por ejemplo Pedri o Gavi, a un año vista de finalizar su contrato, empieza a flirtear públicamente con el PSG, Chelsea o Manchester City. Ni lo niega ni lo disimula. Y que el presidente o CEO de uno de esos clubs, también de forma pública, agradece a ese jugador azulgrana su implicación y presión para conseguir el traspaso. Seamos sinceros: ¿qué se estaría diciendo aquí en Barça? Se lo digo: llamaríamos a ese futbolista “pesetero”, “traidor”, “poco profesional”, “egoísta”, “desagradecido”… 

Eso, exactamente eso, es lo que está haciendo Lewandowski con el Bayern Munich… y el FC Barcelona. Nada nuevo bajo el sol, porque es moneda de uso corriente en el fútbol. El jugador de élite, que es una máquina de hacer dinero con piernas, tiene todo el derecho del mundo a querer mejorar, a mirar por sus intereses, a buscar otras motivaciones, pero siempre dentro de unos códigos de conducta elementales. Y de honor. No, no se puede morder así como así la mano que te ha dado de comer ni escupir en el escudo que tantas veces has besado. Respeto. Los futbolistas se olvidan, cuando les interesa, que no juegan para ellos mismos, lo hacen para miles de socios y millones de aficionados que se identifican con los colores de esa camiseta

Miren, el Nápoles acaba de sancionar a su jugador Politano por unas declaraciones realizadas en Formentera donde reconoce que no le importaría irse con Gattuso al Valencia. A ver si los futbolistas aprenden algún día que hay que respetar las formas, los contratos que se firman y los compromisos adquiridos. Y si quieren cambiar de empresa, que lo negocien sin ofender a nadie, con discreción. Estoy seguro que si Lewandowski estuviera en el PSG tendría que cumplir su contrato íntegramente. ¡Menudo son los catarís para echarles un órdago! Sí, luego se iría gratis, como tantos otros jugadores, al Barça o a donde fuera, pero no se habría salido con la suya de forma caprichosa (¿se acuerdan de Thiago Silva, Marquinhos, Rabiot, Verratti? ¿Hará lo mismo el Bayern Múnich con el goleador polaco? Si nos atenemos a las declaraciones de Hoeness y Oliver Kahn, Lewandowski acabará su contrato con el gigante teutón.

Aquí hemos faltado al respeto a Dembélé, le hemos dicho de todo, que se vaya bien lejos, solo porque no ha querido renovar su contrato cuando estaba en su derecho de no hacerlo. Él, al menos, no le ha hecho al Barça lo que Lewansdowski le está haciendo al Bayern. Mientras Dembélé era tratado con esa dureza y desprecio, el Barça le pedía a Kessié, Azpilicueta y Christensen que hicieran lo mismo que le estaban afeando a Ousmane: que no renovaran con sus respectivos equipos para poder quedar libre. Eso, en mi diccionario, se llama hipocresía. O tener dos varas de medir. El consuelo, que no eximente, es que todos los clubs, todos, hacen exactamente lo mismo. Y dentro de esa selva, los futbolistas también. Prácticamente no se salva ni uno.