La lesión de Fati y la (in) discreción médica

Ansu Fati, durante el partido de Champions ante el Dinamo de Kiev

Ansu Fati, durante el partido de Champions ante el Dinamo de Kiev / Valentí Enrich

Tomàs Andreu

Tomàs Andreu

A Ansu Fati no le queda más remedio que visitar de nuevo el quirófano. Y digo de nuevo, sin especificar el alcance exacto de la intervención, porque ninguna fuente oficial ha informado de forma puntual sobre la evolución del estado físico de Ansu. El Barça y el propio futbolista están en su perfecto derecho, si así lo estiman oportuno, de no facilitar el clásico parte médico recurrente. De la misma forma que los medios están obligados a ‘rascar’ todo tipo de informaciones para explicar la evolución del joven crack azulgrana. Así no es de extrañar que las informaciones y desinformaciones estén a la orden del día. Por desgracia solo existe un criterio consensuado: Ansu Fati no está bien, su rodilla no ha reaccionado bien a su primer tratamiento y su regreso a los terrenos de juego se demora como mínimo hasta la próxima temporada. 

PRÁCTICA HABITUAL

Por desgracia, lo sucedido con Ansu se ha convertido en práctica recurrente en los servicios médicos del Barça y su negativa a trasladar a los medios partes médicos aclaratorios respecto al estado físico de los futbolistas. Salvando las distancias, basta con ver lo que rodea a Piqué en las últimas semanas, incluyendo el calentamiento del partido frente al Valencia. La inestabilidad de la rodilla del central es evidente y es motivo de preocupación, aunque el excelso rendimiento de Gerard ahuyenta fantasmas. Y lo mismo sucede con Dembélé, que nadie sabe si no juega por criterios técnicos o porque la pubalgia que arrastra desde semanas se acentúa. Y así hasta llegar a la milagrosa recuperación en su día de Pedri... Un silencio o unos partes médicos segmentados que no ayudan a nadie cuando se entremezclan con continuas filtraciones internas.

La clave: el Barça y sus servicios médicos optan por el silencio en detrimento de la transparencia.