Leo miraba a Riquelme como si fuera Jesucristo Superstar

Leo Messi durante la sesión de entrenamiento de este miércoles

Leo Messi durante la sesión de entrenamiento de este miércoles / sport

Josep M. Minguella

Josep M. Minguella

Estuve con Leo Messi hasta que él tuvo 16 o 17 años, luego yo me retiré y fue el padre quien le cogió. Yo le iba a ver los sábados por la mañana a las once, cuando jugaba en el cadete, en los campos anexos al Mini Estadi. Jugaba con Piqué, Cesc, Víctor Vázquez... Y luego íbamos a tomar algo. A veces venía el padre y otras veces no. Siempre te daba un par de besos, era y sigue siendo muy amable y tranquilo.

Recuerdo que alguna vez le dije: “Oye, has estado bien, pero pasa más el balón o si no los compañeros te van a coger manía”. Él no respondía, se quedaba callado. Y evidentemente nadie le cogía manía, era todo lo contrario y generaba admiración, igual que ahora porque, además de ser un enorme futbolista, nunca ha sido un jugador al que le haya gustado hacer ostentación de nada. Era un chaval tímido y callado y siempre se comportaba así. 

A veces venía a casa cuando hacíamos alguna barbacoa. Recuerdo una en concreto a la que vinieron Riquelme, Rochemback, Motta y algún otro jugador. La hicimos una tarde-noche y aún puedo verle sentado en el fondo de una mesa desde donde miraba así, por debajo del pelo, a Riquelme. Lo observaba como si fuera Jesucristo Superstar. ¡Claro! Para él era el ‘10’, zurdo, jugaba en el primer equipo del Barça y era su gran ídolo. Pero solo lo miraba porque Leo era muy discreto y le tenías que sacar las palabras.

Creo que esa personalidad ha sido también una suerte para el Barça. Creo que el Barça ha tenido doble suerte con este jugador, la hemos tenido todos los barcelonistas. Primero, por la calidad excepcional que tiene a nivel deportivo y segundo, porque después de tantos años que ha pasado en el Barça, no ha tenido nunca ni un solo problema extradeportivo. Porque para mí el tema del fisco no es un tema personal suyo, no es imputable a algo que él haya hecho, sino a su empresa. Me refiero a que no ha habido ni un solo problema como podría ser un incidente con el coche tras haber salido de noche o problemas con la familia. Nada de eso. Está casado, con tres críos. Acaba el entrenamiento y desaparece.

Sale de vez en cuando en una foto con la mujer y los hijos. O con Suárez. Que de un personaje de este nivel no te enteres de nada es una bendición. Se va a no sé dónde a hacer un anuncio y ni te enteras. Eso es una doble suerte porque si un personaje así te sale un poco rebelde a nivel de comportamiento, de educación, con los compañeros, te crea un problema extra y, en cambio, desde que llegó y hasta ahora, 18 años después, no se le conoce nada.