Leo Messi y la noticia que aún no lo es

Leo Messi, subiendo al autocar del Barça

Leo Messi, subiendo al autocar del Barça / VALENTÍ ENRICH

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

La continuidad de Leo Messi se ha convertido en el Santo Grial del periodismo deportivo. Solo uno de los centenares de cazarecompensas que rodean al Barça con sus tentáculos mediáticos será capaz de probar el brebaje de la vida eterna y convertirse, de un solo sorbo, en el periodista que dio la exclusiva más buscada de las últimas décadas. Mientras tanto es preferible no hacer mucho ruido (entiéndase ruido por ruido) para que la noticia no acabe teniendo miles de réplicas previas con las que rellenar los TL de Twitter asegurando “yo ya lo dije”. La decencia también va de eso. En un oficio como el de periodista muchos saben ganar, pero pocos saben perder. No todo vale para hacerse el importante.

Algo imprescindible sobresale por encima del resto cuando de una noticia se trata, más que los criterios de noticiabilidad que enseñan en las universidades y más incluso que los propios protagonistas: que la noticia se haya producido. Sin noticia no hay noticia. Es así de fácil, pero hoy en día lo más importante es ser el primero en dar la exclusiva aunque aún no exista. Parecemos, entre todos, el correcaminos que deja atrás incluso a la carretera, arrugada y convertida en alfombra por los pasos rápidos de unas piernas finas y punzantes. Dejar trabajar a quienes serán portada no es ausentarse de la actualidad ni tampoco significa una traición a un oficio que está siendo devorado por un dedo pulgar resbaladizo y obsesionado con cada movimiento vertical con el que actualizar la pantalla del móvil (la frase es larga, sin comas y se lee sin pausa como la mayoría de todo lo que hoy en día se produce). El futuro de Messi solo tiene dos caminos, pero el resultado final acabará teniendo mil yoyalodijes.