Lecciones de la final del Wanda

El Liverpool, campeón de Europa por sexta vez

El Liverpool, campeón de Europa por sexta vez / EFE

Gerard López

Gerard López

Comentaba en la radio la final de la Liga de Campeones y se me iba la cabeza pensando en lo que podía haber sido y no fue. Era inevitable recordar al Barça al ver a los del Liverpool y del Tottenham saltando al terreno de juego, dándose la mano y empezando a jugar. Era obligado echar la mirada atrás y revivir lo que pasó en Anfield, imaginarte un resultado diferente y lo que hubiera pasado en una final contra el Tottenham, un equipo al que el Barça le pasó por encima en la fase de grupos, tanto en Wembley como en el Camp Nou.

Llegar a una final de la Champions es complicado y no se trata de ir regalando oportunidades, tal y como hecho el Barça. Al final, la sexta no fue para el equipo azulgrana sino para el Liverpool, que se adelanta en esta particular clasificación de quien tiene más títulos. 

El Barça tiró una ocasión de oro

La impotencia del aficionado es la misma que la del jugador. Ahí están sus declaraciones post Anfield: “Lamentable”, “Errores boludos”, “Una pesadilla que durará en el tiempo”, “Pedimos disculpas”…Estoy seguro que muchos miembros de la plantilla no podía evitar que la mente se les fuera del partido mientras veían el Liverpool-Tottenham.

Al mismo tiempo, el nivel de juego de los dos finalistas tampoco ayudaba mucho a quitarte este mal cuerpo porque el partido fue plano, táctico y físico pero poco talentoso, sin imaginación y nada espectacular. Fue una final triste que el Barça dejó escapar con demasiada facilidad.

La lección para el Barça

En el campo estaban Eriksen, Kane, Salah, Firmino… pero a mí el que más me gustó fue Heung-Min Son, un jugadorazo impresionante. Lo que nos enseñó esta final es que un título así no lo gana un jugador sino un colectivo.  Acabó siendo clave el nivel de los dos centrales del Liverpool y los dos laterales.

El Liverpool se construyó a partir de ellos. Y es una lección que el Barça debe tomar de cara a futuro. Messi es muy bueno pero solo con él no habrá muchos títulos. Y también hay que mirar al pasado: Cuando el Barça ha ganado títulos es porque Leo estaba bien rodeado y  era la guinda a un pastel precioso. Basarlo todo en Leo es el principio del final. Messi no es suficiente para ganar títulos. Ni con el Barça ni con Argentina. Debe tener un entorno adecuado para brillar. Es la lección que debe aprender de cara a futuro para construir un equipo mucho más plural, consistente en todas las zonas del campo. 

Dos de veinte

Después de la final ha salido el equipo de la temporada, con 20 jugadores que han sido decisivos en esta temporada en Europa. Y en él solo hay dos integrantes del Barcelona, el portero Ter Stegen y el goleador Messi. Un detalle que demuestra cómo debe variar de cara a la próxima temporada, siendo más completo, más decisivo, más fuerte.

Hay otra lección que extraeremos de esta final de la Champions: No hay favoritismos. Nos acostumbramos  a decir que los favoritos son los equipos que tienen a las estrellas. Y nos equivocamos. Los equipos ganan los títulos, no los jugadores. Y ganan los títulos los equipos mejores, no los que se creen mejores antes de empezar el partido.

Así pues, esta Champions nos deja algunas lecciones que el Barça debe aprender de cara a futuro para trabajar ahora en un reforzar bien a la plantilla y para tener la base en la que intentar una vez más el asalto a la Champions.