MI VERDAD

Las victorias dan felicidad; los títulos alargan la vida

Leo Messi, todo un símbolo para el FC Barcelona

Leo Messi, todo un símbolo para el FC Barcelona / sport

Josep Mª Casanovas

EL QUE RESISTE, GANA. Ayer aterrizamos en Berlín. La capital alemana apuesta por el Barça. Messi es la bandera del club, la estrella que acapara portadas, el ídolo que despierta admiración. El Barça llega hoy con la vitola de favorito. Una calificación que no es una cruz sino un mérito. El mayor logro de este equipo es haber sobrevivido en primera línea deportiva por encima de los problemas judiciales. Ni la corrupta FIFA ni los jueces partidistas de la Audiencia Nacional han podido desestabilizar a Messi y compañía. El que resiste, gana. O dicho en palabras de un filósofo alemán, lo que no te destruye te hace más fuerte. Aquí y ahora queremos destacar la cohesión y fuerza mental del vestuario blaugrana. No estarían a un paso del triplete si no hubiesen hecho suyo este proverbio chino: Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así se han ahorrado muchos disgustos en especial Luis Enrique. En enero el equipo estuvo cerca de descarrilar, en junio están a un paso de la gloria. Hay dos formas de verlo. Una es creer que no existen los milagros. La otra es pensar que todo es un milagro. Sea como sea, el Barça vuelve a ser el equipo más admirado del mundo. Solo le falta ganar mañana para culminar la segunda mejor temporada de la historia. El esfuerzo es la clave del éxito, el valor de la perseverancia. Las victorias son la mejor medicina para la felicidad, los títulos alargan la vida.

AQUÍ PAZ Y DESPUÉS GLORIA. Londres (1992), París (2006), Roma (2009), Londres (2011) y Berlín (2015). Así se escribe la historia triunfal del Barça en la Champions. Grandes capitales europeas, grandes victorias. Ya solo falta rematar la faena en la capital alemana, lo más difícil pero también lo más agradecido. Basta solo ver el rostro de ilusión y confianza de los jugadores barcelonistas para estar convencidos de que el reto está a su alcance. No van crecidos ni confiados. Todo lo contrario, van preparados para jugar un partido duro y competitivo, donde los errores se pagan caros y los aciertos valen oro. Luis Enrique ha sabido inculcar al equipo su carácter competitivo, espíritu de superación y entrega absoluta. No lo ha tenido fácil pero se ha salido con la suya. Ser entrenador del Barça obliga a pagar ciertos peajes pero en contrapartida tienen la satisfacción de poder trabajar con los mejores jugadores del mundo. Al final todo se pone en su sitio. Messi está encantado del rendimiento del equipo y Luis Enrique, de la entrega de los jugadores. Aquí paz y después gloria.