Las trampas que esconde el derbi

Empezamos el año con derbi catalán. Y, además, con un derbi que no es un derbi cualquiera, pues llega justo después de las vacaciones navideñas, lo que tiene incidencia en el terreno de juego y casos sonados hay respecto al Barça, como el de Anoeta 2015, y con un rival hundido en la miseria, en crisis galopante y nuevo entrenador. Todos ellos, condicionantes que pondrán al Barça a prueba precisamente en la que es su asignatura pendiente en los partidos en campo contrario, donde, no lo olvidemos, ha perdido ya tres partidos y trece puntos. Me refiero, básicamente, a la falta de intensidad y concentración, a esas lagunas que han permitido a los rivales adelantarse en el marcador y han obligado a los azulgrana a tener que remar contra corriente en busca de una remontada que no siempre se ha producido. La trampa es que el Espanyol es colista y está en crisis, una tentación para el exceso de confianza.

Avisados están

Comprenderán que si algo puede poner mañana el Espanyol más que el Barça sobre el terreno de juego, es precisamente intensidad. El equipo blanquiazul abre la etapa que va a ser definitiva para su salvación o descenso a Segunda División. Tercer entrenador, última posibilidad de cambio real de tendencias. Teóricamente, los jugadores se dejaran la vida para convencer a Abelardo, así que plantearán un enfrentamiento a vida o muerte, y más tratándose de un derbi. Una realidad que no puede sorprender al Barça. A igualdad de intensidad, presión y concentración, el equipo de Valverde ganará, es muy superior. Pero está en la obligación de correr, presionar y apretar igual que el Espanyol, que será lo máximo que el árbitro le permita. Si no lo hace, lo pasará mal. Y luego está el síndrome postvacacional, Messi, Suárez y Vidal con solo dos días de entrenamiento. No debería ser un problema, pero algunas veces lo ha sido. En fin, que avisados están.