Gol a gol
Las manos y los pies
Una breve introducción que, seguramente, no haría falta dado el consenso general sobre la idea: Marc-André Ter Stegen es un porterazo, uno de los más destacados del mundo y, sin duda, el mejor que puede tener ahora el Barcelona. En este ámbito azulgrana ya hay quien lo sitúa en el top-tres de la historia, al lado de Ramallets y Valdés. ¿Qué piensa usted?
En su último partido, ante el Mallorca, dejó dos momentos impresionantes. El segundo, a los 77 minutos, tras sacar una mano imposible después de un chut del Cucho Hernández que desvió Budimir. Una acción de fuera de serie. El primero, muy comentado, en el minuto siete. Tras un saque de esquina balear finalizado sin consecuencias, el portero alemán sirvió de portería de campo a campo para habilitar a Griezmann y dejarlo solo ante Manolo Reina. 1 a 0. Fue su segunda asistencia de gol tras la que dio a Suárez en Getafe.
Es muy difícil igualar el golpeo del alemán, en potencia y precisión. Hay quien piensa que, por su toque, sería un excelente centrocampista. Habría que verlo: una cosa es jugar siempre de cara y otra, hacerlo rodeado de rivales. Por si acaso, mejor se queda en la portería donde, sin duda, marca las diferencias.
Sin embargo, una vez más, Ter Stegen no pudo dejar su puerta a cero. Encajó dos goles -sorprendentemente, tras sendos errores suyos- y ya van 21 en apenas 20 partidos de competición, entre LaLiga y la Champions. Muchos. Tal vez, demasiados, cuando uno cuenta con semejante futbolista entre los tres palos. Siendo el Barça, no es normal finalizar imbatido solo el 25% de los partidos. Toca reflexión general.
Para Valverde el problema no es nuevo. En su Barça de transiciones y carreras de área a área, de defender el orgullo golpeando siempre, para atacar y para defender, el papel del portero y del delantero se antojan fundamentales. Se trata, de alguna manera, de dos equipos en uno: por un lado, de que Messi no falle ante la portería rival y, por el otro, de que Ter Stegen se haga gigante ante los rivales.
Sucede que ambos actores suelen exhibirse en su papel pero cuando uno de los dos falla, la película, a menudo, se estropea. No hace falta comentar lo que sucede tras actuaciones discretas de ambos. Las lecciones europeas de los últimos años, en este sentido, son tan dolorosas que al Barcelona se le hace imprescindible un remedio.
Seguro que el Txingurri lo tiene claro: lo que ahora hace falta es que 10 de los 11 jugadores -Messi, en la recuperación, come aparte-, ejecuten el plan.
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