Las defensas bajas

Messi será la gran tracción del Barça

Messi será la gran tracción del Barça / Sport

Carme Barceló

Carme Barceló

Veinticuatro horas después sumamos otras tantas y tantas otras de antes que nos llevan al mismo punto. El trabalenguas es directamente proporcional al estado que vive el aficionado culé, que sube un piso para bajar dos y, a veces, el impulso alegre le hace saltar dos escalones para acabar cayendo al suelo. Como hilo conductor de este ir y venir, un cuerpo algo agotado, atónico y desmotivado. Cada día el mismo camino, las mismas escaleras, la misma comunidad de vecinos y, claro, el mismo piso. Hace unos años llegabas a casa enfadado contigo mismo o con el jefe. Otro, feliz como una perdiz por el ascenso o el premio conseguido por el equipo de trabajo. Para bien o para mal, eléctrico. Hoy abres el microondas, calientas un plato excelente que ya has tomado cien veces y te vas a dormir. Punto y fin.

El Barça ha bajado el tono. El propio y el ajeno. O, como decía ayer mi compañero Josemi en la redacción, “tiene las defensas bajas”. Será por eso. Será por eso que, viendo un partido, antes nos mordíamos las uñas y ahora cenamos, con apetito incluso. Será por eso que escribía con rabia la jugadora del primer equipo femenino, Oshoala, “cuidad la maldita pelota”. Será por eso que un equipo como el Slavia de Praga que no realizó un disparo en condiciones entre los tres palos, nos pareciera el rey de la Premier. Será por eso que, tras el empate a cero, te vas del Camp Nou con la energía tan baja como la tensión de los jugadores del Barça y su técnico.

Messi volvió a coger la batuta, estrelló un balón en el palo y fue de los pocos que no nos supo a cena recalentada. Si alguien es capaz de animarnos a mojar pan en la salsa fría es él. Él y Ansu Fati, que volvió a demostrar que ha venido para quedarse y bajar la media de edad del equipo. No pudieron evitar los pitos con los que la parroquia culé despidió a los suyos. Si lo hacen cuando el Barça es líder es porque el menú, sin dejar de ser bueno, no invita a repetir. O quizá es que ya no hay hambre.