Laporta-Rosell-Bartomeu: presunción de inocencia

Bartomeu y Laporta, en una imagen antigua

Bartomeu y Laporta, en una imagen antigua / JAVIER FERRÁNDIZ

Toni Frieros

Toni Frieros

El pasado 15 de diciembre me guardé un artículo escrito por el ínclito y extraordinario periodista Fernando Ónega en La Vanguardia titulado “La otra justicia”. Decía que los tribunales meten a gente en la cárcel, pero que la justicia paralela provoca la muerte civil. Dios nos libre de ser denunciados, demandados, invitados a declarar, aparecer en cualquier instrucción o ser vistos, esposados o no, entrando en una comisaría. No hace falta juicio ni sentencia final, porque mucho antes, las cloacas de las redes sociales, algunos talibanes y amanuenses de la comunicación, y parte de la sociedad, ya habrán dictado su propia sentencia: culpable. ¡Menos mal que la esencia misma de la justicia, y de la ley, descansa en que todo el mundo, todo, es inocente hasta que se demuestre lo contrario!

Tenemos excesiva prisa en colgar del cadalso o quemar en la pira a nuestros semejantes, sin tiempo a que la instrucción progrese y los jueces hagan su trabajo. En este país vivimos recientemente uno de los mayores escándalos de la justicia contemporánea. Sandro Rosell, ex presidente del FC Barcelona, estuvo en la cárcel casi dos años por unos delitos que, después, tres jueces sentenciaron que no había cometido. ¿Quién repara el daño reputacional que entre todos cometimos con él? ¿Quién le devuelve a él y su familia parte de esa vida perdida?

El propio Joan Laporta y su junta directiva tuvieron que vivir durante años con la sombra de la duda sobre su gestión, desde 2003 hasta 2010, hasta que un juez sentenció que no habían provocado el perjuicio económico al FC Barcelona que la anterior junta directiva afirmaba. 

El martes, el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, dará a conocer el famoso ‘forensic’ que recoge las presuntas irregularidades cometidas bajo la presidencia de Josep Maria Bartomeu. Hace muchos meses que conocemos alguna de ellas. En este caso también ha habido mucho de lo que se conoce como ‘pena de telediario’. Bartomeu ya es un ladrón, ya ha sido vilipendiado y prejuzgado. Y tan sano y obligatorio es el ejercicio de transparencia como el estricto respeto a la presunción de inocencia. 

El FC Barcelona ni se ha querellado ni ha demandado a Bartomeu. Simplemente ha trasladado a Fiscalía el contenido del Forensic y le ha dicho: “Aquí tienen esta documentación. Pensamos que podría haber irregularidades aquí, aquí y aquí”. Y ahora será la Fiscalía la que decidirá, a la luz de sus propias investigaciones (declaraciones, periciales, etcétera), si lleva el caso ante la justicia. Incluso si fuera así, habría que esperar a que después un juez dictara sentencia.

Miren, una cosa es robar o causar un perjuicio económico al FC Barcelona a sabiendas y una cosa muy diferente ser espléndido con el dinero ajeno o pegarse la vida padre a costa del club. Lo primero es para ir a la cárcel y lo segundo para ponerse rojo como un tomate y esconderse para siempre. He conocido presidentes que han pagado 5.000 euros por dormir en la suite de un hotel durante una gira del primer equipo; directivos que compraron relojes por miles de euros para agasajar a miembros de FIFA y UEFA, otros que usaron aviones privados para ir de una ciudad a otra... Y así podríamos estar horas y horas enumerando ciento de decisiones que podrían rozar la falta de ética. 

Bienvenido sea el Forensic, bienvenida la transparencia, la luz y los taquígrafos, pero déjense todos, unos y otros, de ajustar cuentas. Esas, para el juez. Y mientras eso llega, guarden las escopetas. Como escribía Fernando Ónega, no provoquemos la muerte civil de nadie.