Opinión
Laporta juega con fuego y se está quemando
Rodeado de una corte de fieles, como el Padrino, puede acabar mal

Laporta llega a las oficinas del Barça el último día del 2024 para tratar de cerrar la agónica inscripción de Olmo / Atlas News
Cuando las cosas se hacen mal, acaban mal. No es un refrán, es una verdad de Perogrullo. Una máxima que en la vida y en el fútbol, no falla. No sabemos todavía cómo acabará el caso Olmo, pero sí podemos afirmar que Laporta ha llevado al Barça a un callejón sin salida, a una situación límite que tiene tanto de caótica como de fracaso.
La polémica inscripción del jugador de Terrassa, por su gravedad y consecuencias, marcará un antes y un después en el mandato del actual presidente. Tras jugar demasiado tiempo con fuego dirigiendo el club como si fuera el dueño de la empresa, de engañar repetidamente a los socios, se ha disparado un tiro en el pie y se está quemando de forma irremediable.
Un problema menor como debería ser la inscripción de un futbolista, se ha convertido en un escándalo que produce vergüenza y tristeza. Todo viene de lejos y se veía venir. Laporta dijo un día que el Barça funcionaría como una empresa familiar, pero lo que no podíamos imaginar es que lo haría con tanta ineptitud, frivolidad y falta de planificación. Tres años y medio después de llegar al cargo tras una noche de avales que no hacía presagiar nada bueno, la economía sigue estando en la UCI y solo sobrevive gracias a unas palancas que están hipotecando ingresos futuros.
En un caso como este lo normal sería que los causantes del error monumental dimitieran o fueran cesados. Nada de esto sucederá porque Laporta dirige la entidad a su manera a falta de ejecutivos cualificados que se fueron por discrepancias con su forma de llevar el club. Hace y deshace. Rodeado de una corte de fieles amigos al estilo del Padrino se pegó un tiro en el pie la Nochevieja cuando no presentó las credenciales que exigía la Liga. Fue una especie de suicidio deportivo.
Lo que está pasando es consecuencia directa del fiasco de Barça Studios. Con esta operación vestida de palanca prodigiosa, engañó a La Liga con contratos que nunca se cumplieron ya que el dinero prometido nunca llegó. Ahora ha repetido la historia con la venta de Palcos VIP pero sus operaciones ya no son de fiar, no cuelan. Nadie sabe quién compra ni en qué condiciones. El 31 de diciembre no llegó el dinero prometido y el 3 de enero tampoco se solucionó el problema. Liga y Federación, en un comunicado oficial conjunto, cerraron el sábado el caso no concediendo el visado previo ni la licencia definitiva a Dani Olmo y Pau Víctor. La salida cada vez es más difícil. El Barça apelará al Consejo Superior de Deportes pero las esperanzas son mínimas. El único camino que queda antes de la derrota definitiva es solicitar una medida cautelar a los tribunales, pero las dos sentencias desfavorables de la justicia ordinaria de la pasada semana tampoco hacen concebir muchas esperanzas.
El caso Olmo puede ser un punto de inflexión. De momento ha causado daños de imagen cuantiosos al Barça, pero económicamente puede ser una ruina y deportivamente veremos si no tiene repercusión. Otro presidente, después de un fiasco tan espectacular, por vergüenza, dimitiría ya que su credibilidad está bajo mínimos. Dejar a Olmo en la estacada es tan grave como lo fue en su día echar a Messi. La diferencia es que ahora le puede costar el cargo si la oposición unida presenta una moción de censura.
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