Laporta se la juega y el Barça, todavía más

Joan Laporta, presidente del FC Barcelona

Joan Laporta, presidente del FC Barcelona / David Ramírez

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça ha sido, es y debe seguir siendo propiedad de sus socios. Esta es una de las principales señas de identidad del club blaugrana. Ni un fondo de inversión, ni un multimillonario ruso, ni un jeque árabe… El Barça tiene más de cien mil dueños y un modelo de gobernanza democrático, basado en las elecciones para escoger presidente y en la asamblea de compromisarios, que es la que aprueba (o rechaza) las grandes decisiones de la junta directiva. Este modelo, en pleno siglo XXI, en la era de la tecnología, debe modernizarse. Pero siempre manteniendo su esencia. Siempre.

Sin embargo, la posibilidad de que el Barça acabe convirtiéndose en sociedad anónima planea desde hace semanas sobre el futuro del club por la gigantesca deuda que arrastra (1.350 millones de euros) y la no menos gigantesca inversión (1.500 millones) que supondrá el Espai Barça. Una inversión que, por cierto, vendrá de un crédito que debe aprobar la asamblea de este domingo, la más importante de la historia moderna de la entidad. La necesidad imperiosa de dinero, de mucho dinero, es lo que ha llevado a desatar esos rumores que Laporta ha negado, por activa y por pasiva. Su proyecto, precisamente, tiene como objetivo evitarlo. En ningún caso el presidente tiene previsto dar ningún paso hacia la reconversión del club en una SAD. Aunque eso signifique luchar en desventaja con el Manchester City, el PSG o hasta el Newcastle. 

Laporta cree que con su nuevo ‘círculo virtuoso’ podrá revertir la dramática herencia de Bartomeu. Pero para que ese ‘círculo virtuoso’ empiece a rodar necesita construir un nuevo Camp Nou que genere muchos más ingresos. Y tiempo. Tiempo para que todo el engranaje funcione. Por eso es tan importante para el presidente la asamblea del domingo. Porque pedirá permiso a los socios para buscar esa financiación de 1.500 millones de euros. Y porque también pedirá permiso a los socios para suspender el artículo 67 de los estatutos (que obliga a restablecer una situación de desequilibrio patrimonial o de pérdidas en el plazo de dos temporadas, exigencia que actualmente resulta inalcanzable) que le permitirá ganar ese tiempo imprescindible. Son los dos puntos más comprometidos de la asamblea. Y también los más importantes. Porque pueden cambiar el futuro del Barça. La junta directiva de Laporta se la juega. Pero el Barça, todavía más.